Adolfo Guevara,Opina.21
aguevara@peru21.com
Consiste en aspirar el tejido adiposo en ciertas zonas periféricas sin dejar cicatrices. Fue inventada por el ginecólogo italiano Giorgio Fischer en 1974. Recién en 1977 Yves Illouz la usó con fines estéticos. Él acopló varios detalles técnicos para que no vuelvan a aparecer los problemas anteriores. En 1985, un dermatólogo la asocia con una solución –la solución de Klein–, la que consistía en infiltrar determinada fórmula en el tejido a tratar para hacer una succión húmeda. De esta forma, hipotética, no se aspirarían vasos sanguíneos, idea con la que no estamos de acuerdo pues la aspiración es, literalmente, a ciegas. Desde 1992 hay las liposucciones ultrasónicas. Sabemos del beneficio de esta energía pero creemos que la aspiración es un acto mecánico a ciegas, en la que se romperán vasos. Si la zona a trabajar es extensa, el paciente requerirá sangre. En ocasiones, la pérdida de sangre puede producir hipovolemia y paro cardíaco. También se pueden presentar embolias de sangre y de grasa. Esto no lo previene el riesgo quirúrgico.
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