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Opinión

Así como impactan las producciones en Broadway, que tienden a ser cada vez más extravagantes, debemos reconocer que nos ha sorprendido el Gobierno venezolano al armar con inusitada velocidad una obra cuasi teatral de grandes proporciones para tratar de que Hugo Chávez sea idolatrado.

Fritz Du Bois, La opinión del director
Así como impactan las producciones en Broadway, que tienden a ser cada vez más extravagantes, debemos reconocer que nos ha sorprendido el Gobierno venezolano al armar con inusitada velocidad una obra cuasi teatral de grandes proporciones para tratar de que Hugo Chávez sea idolatrado. En realidad, ante el enorme interés mundial que su muerte ha suscitado, pensábamos que serían más sutiles y lo irían gradualmente desarrollando, pero estábamos equivocados. Es claro que los meses en los que su exlíder estuvo en La Habana agonizando le permitieron a Maduro y a sus allegados diseñar un escenario –una mezcla de ‘vaudeville’ con estalinismo tropicalizado– para tratar de que el culto a su personalidad se iniciara de inmediato. No quieren de ninguna manera correr el riesgo de soltarlo. Ni siquiera van a enterrarlo, pese a que el propio Chávez consideraba una inmoralidad el ser momificado.

Así que no le hicieron ningún caso en su deseo de no ser embalsamado, y el ir a verlo en su mausoleo, como Lenin o Mao, se convertirá en un peregrinaje obligado. Es evidente que sus herederos no se sienten seguros y quieren utilizarlo al máximo hasta la eternidad para no perder el apoyo que tenía en un segmento importante del electorado.

Luego de ello vendrá la segunda etapa que ya se estaría iniciando, distorsionando la historia para que su desastroso legado aparezca maquillado. Sin duda, dentro de un año ya tendremos todos los números de su régimen completamente inflados y los desastres totalmente olvidados.

Incluso podemos imaginar a sus seguidores en nuestro país ignorando los verdaderos resultados de su gestión y reemplazándolos por espejismos ideologizados. Así que para no ser engañados recordemos algunos datos: Chávez despilfarró 801 mil millones de dólares de ingresos petroleros de los venezolanos y les dejó a cambio una inflación acumulada de 1,530% durante sus 14 años.

Por otro lado, sus allegados alegarán que su gran logro estuvo en lo social. Lo cual tampoco es válido. Chávez llegó al poder con 48% de pobres en la población y los dejó en 30%. El Perú largamente lo ha superado ya que inició ese mismo periodo en 58% y hoy debe de estar por debajo del 25% el nivel de pobreza entre los peruanos. Más aún, con una diferencia adicional que es realmente abismal en nuestro caso, es gracias a la inversión privada que ha generado millones de nuevos y permanentes puestos de trabajo, en el caso venezolano es todo por acción asistencial del Estado.

Por tanto, en la próxima crisis fiscal venezolana, que se está acercando, cuando se vean obligados a recortar el gasto la pobreza volverá al punto de donde empezaron, al haberla reducido solo temporalmente en base a subsidios y regalos. En ese momento bajará el telón final ya que, como en muchas otras obras en Broadway, los personajes habrán pasado de pobres a ricos y de vuelta a pobres en el último acto.


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