Fritz Du Bois,La opinión del director
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Así tenemos que en Estados Unidos se ha descubierto que existe un seguimiento telefónico e informático generalizado que ni siquiera George Orwell se hubiera imaginado. Argumentan que es contra Al Qaeda, pero en el camino aprovechan para combatir el narcotráfico o para seguir al radical indeseado o simplemente se dedican a escuchar al vecino antipático. Al final, en la tierra de los libres como ellos mismos la denominan, el Gran Hermano está escuchando a todos los ciudadanos.
Mientras que aquí tenemos a nuestros espías haciendo reglaje a los que se oponen al gobierno con tal habilidad que son descubiertos a diario. Primero no pudieron contener la ira ante unas banderolas en contra de la señora del mandatario, así que atacaron a unos jóvenes apristas causando un escándalo.
Luego se ha destapado que estaban vigilando las oficinas de un exministro del Interior que viene denunciando con muy buenos datos el aumento en el espionaje a periodistas y políticos de oposición. Evidentemente esperaban poder identificar quién le estaba informando.
Sin embargo, el actual ministro del sector nos quiere hacer creer que por coincidencia seguían a dos narcos que con todo el barullo creado desafortunadamente se les han escapado y que la pobre ciudadana mencionada en el parte policial fue incluida sin saber qué ocurría, porque a un efectivo se le ocurrió dado que era su prima. Debe ser difícil tener que salir frente a todo el país a mentir y hacer un papelón cada vez que cometen una equivocación. Qué tal apego que tiene al cargo.
En todo caso, lo que queda claro es que nuestros agentes secretos están desbocados y el Parlamento no está cumpliendo con su función de fiscalizarlos.
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