Fernando Maestre,Opina.21
fmaestre@peru21.com
Uno de los mayores problemas de la pareja es que uno de sus miembros consuma licor y no quiera reconocer que está capturado por el alcoholismo. Estas personas afirman que pueden parar cuando quieran y dejar de beber a voluntad; esta es una mentira que ellos elaboran para negar y no aceptar que tienen una enfermedad progresiva que puede llevarles a serios problemas. Se sabe que si en el seno de una familia hay un bebedor intensivo, todos los miembros que están cerca padecerán alteraciones. La pareja y los hijos adultos podrían sufrir de un estado de codependencia: la pareja se vuelve ‘protectora’ del bebedor, lo tolera, lo cuida; si lo llaman de su oficina, miente diciendo que no va a trabajar por estar con fiebre cuando en realidad tiene una resaca. Los hijos más jóvenes sienten la caída del padre, que antes era admirado y amado. Ahora huyen y pueden entrar en el consumo de algún tóxico. Antes de que se quiebre la familia, ambos deberían buscar ayuda psiquiátrica juntos. Hay medicamentos que quitan las ganas de beber y terapias que ayudan a alejarse progresivamente del escape por el alcohol.
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