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'El diario de la princesa': Carrie Fisher confiesa en su libro que Harrison Ford se dejaba amar

Fisher habla con humor e ironía sobre sus adicciones a las drogas y el alcohol o su trastorno bipolar.

'El diario de la princesa' tiene 264 páginas y ya se vende en los Estados Unidos y España.
'El diario de la princesa' tiene 264 páginas y ya se vende en los Estados Unidos y España.

“Me gustaba ser la princesa Leia y que ella fuera yo. Con el tiempo nos fusionamos en una sola persona”, escribe Carrie Fisher en la introducción de su libro ‘El diario de la princesa’, el cual tiene 264 páginas y ya se vende en los Estados Unidos y España.

Fisher habla con humor e ironía sobre sus adicciones a las drogas y el alcohol o su trastorno bipolar.

Fisher, según la reseña de El País de España, deja entrever que pudo haber un romance entre Luke y Leia en la vida real, pero nunca se concretó. El libro contiene decenas de anécdotas más de ‘La guerra de las galaxias’, como su primer casting, la elección de su célebre e improbable peinado o cuando asfixió a Jabba.

‘El diario de la princesa’ se centra en Carrison, como Fisher llama a Harrison Ford. La actriz reconoce que es uno de los pocos secretos que había callado, porque Ford entonces estaba casado.

“Todo empezó en el 32º cumpleaños de George Lucas. Medio equipo de Star Wars, según Fisher, se volcó en emborracharla. Pero Ford la rescató y acabaron en casa de ella. Inició “un larguísimo episodio de una noche”: es decir, tres meses de pasión y marihuana”, señala El País.

Fisher tenía 19 años y estaba enamorada. Ford tenía 33 años y, según Carrie Fisher, “se dejaba amar”.

“Soy una persona con un gran deseo de ser popular”, dice en el libro Fisher. La princesa no temía a Darth Vader, pero sí a ella misma: “Ojalá pudiera marcharme a alguna parte; el único problema es que yo también tendría que ir”, escribe una triste Carrie Fisher. Y agrega: “No quiero formar parte de mi vida”-

Abrumada por depresiones, psicofármacos, sobredosis que la llevaron a rozar la muerte y excesos diversos, Fisher escribe: “La celebridad perpetua es sumamente rara, reservada para individuos como Muhammad Alí”.


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