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Carmen Ollé: “En el Perú son pocos los que leen”

Acaba de recibir el Premio Casa de la Literatura, galardón que también merecieron Vargas Llosa y Belli. Aquí su voz (poética).

CIUDADANA. “Tengo una imagen pésima de Castañeda. Es una pena que sea nuestro alcalde”. (Herman Schwarz)
CIUDADANA. “Tengo una imagen pésima de Castañeda. Es una pena que sea nuestro alcalde”. (Herman Schwarz)

En 1981 se publicó Noches de adrenalina, un poemario que renovó la literatura peruana, no solo por su calidad, sino por su temática erótica y cómo esta había sido abordada, horror de horrores, por una mujer. Su autora, Carmen Ollé. Más de tres décadas han pasado desde entonces y hoy Ollé y sus textos han sido reconocidos con el Premio de la Casa de la Literatura Peruana, que se le entregará este 24 de abril. Para celebrar el acontecimiento buscamos a la poeta.

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Algunos escritores les rehúyen a los reconocimientos estatales…
La Casa de la Literatura es una de las instituciones públicas que mejor labor realiza. Lo sé porque he dictado algunos talleres allí, he ofrecido algunas conferencias, he participado de algunos congresos, y sé de su seriedad: se ha convertido en un espacio para los escritores, para que divulguemos y discutamos nuestra obra con público y críticos, y para que la gente que aprecia la literatura y el arte visite, conozca, se instruya. La creó García, pero, felizmente, Humala ha reforzado la calidad del lugar.

El Premio de la Casa de la Literatura reconoce su trayectoria y obra, una trayectoria no exenta de rebeldía, de inconformismo…
Lamentablemente, en nuestro país estos reconocimientos escasean. Además, la gente que lee es tan poca –la mayoría prefiere ver televisión, el entretenimiento más light– que solo algunos se enteran de que hay quienes hemos dedicado nuestra vida a escribir (ríe). En este contexto, un premio como este me parece importante.

Además, es la primera mujer en recibir este galardón. Antes lo recibieron solo hombres: Mario Vargas Llosa, Carlos Germán Belli, Antonio Gálvez Ronceros, Edgardo Rivera Martínez, Oswaldo Reynoso y el crítico José Miguel Oviedo…
Durante varios años, trabajé en organizaciones feministas y, cuando fui joven, formé parte de varias luchas ciudadanas en pro de los derechos de la mujer. Lamentablemente, en el mundo la situación de la mujer sigue siendo injusta: sufrimos discriminación, se nos trata como inferiores, se nos maltrata intelectualmente, se nos paga menos, etcétera. Y, bueno, me ha tocado ser la primera, espero no ser la última (ríe). El hecho de ser mujer no me hace un espécimen raro. Pero, repito, más allá del género, lo importante es que se conozca la obra de los escritores, seamos hombres o mujeres. Además, la calidad no depende del género, sino de las bondades literarias del autor.

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¿Hay literatura masculina y literatura femenina?
Hay literatura con visiones masculinas y femeninas, pero no son categorías absolutas: un hombre puede escribir con destreza poniéndose en la piel de una mujer y viceversa. Eso pasa, por ejemplo, con Memorias de Adriano y Madame Bovary; ahora, que el Adriano de Memorias de Adriano tenga muchísimo de Yourcenar, así como la Emma Bobary de Madame Bovary tenga muchísimo de Flaubert es otra cosa (ríe).

Hace poco, Gabriela Wiener protestó porque en una colección de literatura peruana reciente no se hubiese consignado a ninguna mujer…
Primero, yo veo allí los gustos de quienes hacen esas ediciones, pues el machismo perdura en las mentalidades. Por otro lado, cuando dicto talleres literarios y les pido a mis alumnos que listen escritores peruanos, la mayoría solo nombra a hombres. La verdad es que la mayoría tenemos en nuestro imaginario la visión del escritor, no de la escritora. Esto, felizmente, está cambiando, pues la mujer se entrega más al trabajo literario y esto se está haciendo notar. Recordemos que, en nuestra sociedad, el cuidado de los niños es adjudicado a las mujeres, y escribir y educar niños es complicado, una tremenda labor. Una autora dijo: “Si uno tiene hijos, y estos se enferman, hay que dejar de escribir”.

¿Hay machismo en nuestro mundo literario?
Claro, pero no solo allí: lo hay en la política, en la TV, así como el racismo y el clasismo, que son males atávicos de nuestra sociedad, males que aún no hemos desterrado, y no los hemos desterrado porque aún no construimos valores democráticos.

Por: Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)




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