Carlos Viguria
@cviguria
Un 27 de noviembre de 1940, en el año chino del dragón, nació Lee Jun Fan (conocido como Bruce Lee) en San Francisco.
Su padre, un famoso cantante de ópera en China y practicante del Tai Chi Chuan, incentivó que su hijo se incline por las artes. Así, lo inscribió en curso de danzas (sobresalió bailando el Cha Cha Cha) así como también la actuación.
Su primer papel fue en 1946 a los seis años. Protagonizó más de 20 películas antes de los 18 años.
De muy joven, se caracterizaba por su corta vista y sus anteojos con lunas de fondo de botella. Sobresalió también por sus continuas bromas, lo que probablemente lo llevó a meterse en más de un problema y en alguna pelea.
Por su falta de práctica (que desequilibraba con su gran determinación a ganar), perdió varias de las peleas callejeras en las que se vio envuelto.
La gran furia que su hijo mostraba por cada pelea que perdía, llamó la atención de su padre por lo que decidió inscribir a su hijo en clases de Wing Chun (que significa “Bella Primavera”, un arte marcial chino que permitía realizar golpes muy fuertes con la menor cantidad de movimientos posibles) bajo la tutela del legendario Yip Man.
(historyoffighting.com)
La gran determinación del joven Jun Fan a ganar y la furia que sentía en cada combate, lo llevó a dominar este arte y vencer en las calles.
Fue así que este cegatón bailarín y bromista inició su camino por las artes marciales. Años más tarde, el mundo lo conocería como Bruce Lee, el último dragón.
A continuación, por conmemorarse el onomástico de la gran estrella del cine y leyenda de las artes marciales, les presentamos varios detalles de la vida del gran Bruce Lee.
EL DRAGÓN EN EL CINE Y TV
Bruce Lee inició su camino hacia la fama tras participar en una exhibición de artes marciales en 1964. Ahí destacó su increíble velocidad de sus puñetes y la gran facilidad con la que podía acertar sus golpes gracias a su entrenamiento con Yip Man.
En esta exhibición, fue visto por el productor de televisión, William Dozier quien lo llamó luego para una audición para el piloto de un programa titulado Hijo número uno el cual nunca fue lanzado al aire.
Pese a ello, su talento llamó tanto la atención de los demás productores que luego fue invitado para interpretar el rol de Kato en el Avispón Verde.
La serie duró solo una temporada en 1966 pero su rol le permitió participar inclusive en tres episodios de la clásica serie Batman con Adam West en donde, obviamente, se observaba su capacidad en poder vencer por sí mismo al colorido dúo dinámico.
Luego de este famoso papel, Bruce Lee participó en roles menores en películas y series de televisión. Se encontraba muy frustrado por esta situación según su esposa, Linda Lee.
Uno de los golpes más duros que recibió vino de parte de los estudios Warner Bros y Paramount, quienes descartaron su participación en una serie titulada “El luchador” que él ideó.
La serie trataba sobre un monje shaolin en el viejo oeste quien luchaba contra injusticias en sus aventuras. La serie continuó bajo el título Kung Fu y tuvo como protagonista a David Carradine. Este revés no lo detuvo.
Fue así que viajó a Hong Kong para probar suerte con otros proyectos fílmicos. Fue muy grande su sorpresa al saber del éxito que tenía su papel secundario en el Avispón Verde al punto que el programa se llamaba “El show de Kato” y se le consideraba como la estrella del programa. Esto causaba que fuera reconocido por multitudes en las calles de la ciudad.
Esta alta popularidad en Hong Kong le resultó a su favor pues le permitió protagonizar una serie de películas. La primera de ellas fue The big boss (1971), un filme que batió récords en la taquilla a tal punto que Bruce Lee no creyó el gran éxito que estaba alcanzando. Su fama empezaba así a aumentar en oriente.
Pero también su gran fortaleza y destreza en las peleas. Se dice que en los sets de filmaciones, aparecían luchadores que retaban a Bruce Lee a pelear. El dragón siempre venció.
Sus siguientes filmes, Fists of Fury (1972) y The way of the Dragon (1972), superaron los récords de audiencia alcanzado por su primera película en Hong Kong.
En estas producciones, su participación fue mayor debido a que se hizo cargo de las coreografías de las peleas. Se dice que Lee iba a los cines de incógnito y se sentaba en la primera fila solo para ver las reacciones de su audiencia y ver si les gustaba.
Las películas de Bruce Lee, a diferencia de las demás películas de artes marciales, se caracterizaba además por contar con la participación de varios campeones de karate, kung fu y otros. Uno de ellos fue el ahora legendario y temido Chuck Norris.
El filme con el que ingresó al Hollywood que tanto lo rechazó fue Operación Dragón (1973). La película protagonizada por Bruce Lee y que contó con la participación de John Saxon y Jim Kelly, fue un éxito en la taquilla al obtener más de 22 millones de dólares en EE.UU. (la producción solo costó 850 mil dólares).
Con este filme, Lee alcanzó la fama absoluta a nivel mundial. Fue, sin embargo, el único filme que pudo completar pues durante la filmación de El Juego de la Muerte, falleció. Varias de sus escenas tuvieron que ser completadas usando un doble.
Su influencia por el cine, sin embargo, no fue detenida por su muerte: en varias películas de Kung Fu aparecieron varios “*Bruce Lee*” quienes imitaban el estilo del dragón así como su imagen.
Pero ninguno de ellos fue como el dragón.
De igual manera, su leyenda e influencia fue utilizada como tema en una gran película de artes marciales: Retroceder nunca, rendirse jamás (1986), una de las primeras películas en las que trabajó Jean Claude Van Damme.
Tampoco podemos olvidar El ultimo dragón (1985), un filme de artes marciales particular porque se combinaba la música en las escenas de acción. El filme en donde el protagonista admiraba y estaba obsesionado con Bruce Lee, es considerado un clásico en la actualidad.
JEET KUNE DO: SE AGUA, MI AMIGO
El legado de Bruce Lee no solo queda en el cine sino también en el Jeet Kune Do (El camino de los puños detenidos), un arte marcial que él inventó y que mezcla varias técnicas como el kung fu, karate, Wing Chun e inclusiva la danza.
Bruce Lee no consideraba su creación como un estilo sino como un método de descubrimiento de uno mismo.
En efecto, según nos comenta la psicoanalista Fernanda Gómez de la Torre, este arte marcial no es una disciplina rígida en el que todos hacen lo mismo, “es una disciplina que se adapta a las capacidades y a la forma del propio cuerpo pues hay golpes que se acomodan más que otros dependiendo de las características, estatura y peso de uno”.
Fernanda, quien practicaba Kung Fu, aprendió el Jeet Kune Do por su cuenta leyendo el libro que escribió Bruce Lee sobre este arte marcial.
En el libro, según Fernanda, se desarrolla un tema filosófico. Ella menciona que confirmó con estas enseñanzas que un arte marcial no es para buscar pelear con las personas sino al contrario “te da más tranquilidad, te da más paz. Te da seguridad porque sabes que si en algún momento te pasa algo, puedes responder. Es una cuestión de disciplina, de ir desarrollando también tu cuerpo pero a la vez la mente”.
Sobre su enseñanza sobre el Jeet Kune Do, Bruce Lee se definía como “el guía, los dedos que apuntan a la luna”. Él recomendaba que no se mantengan mirando a los dedos, “la luna es tan hermosa. Deberían estar siempre tratando de ver hacia ella”.
Una característica de su entrenamiento, es que evitaba la constante repetición de movimientos. El consideraba que “la vida es cambiante. No es bueno quedarse atrapado en determinado ritmo. Un combate verdadero no tiene un ritmo. Tienes que ser espontáneo y adaptarte a una clase de ritmo y reaccionar a lo que sea que ocurra”.
Sobre ello, Fernanda señala que es lo que Lee se refería con ser agua: “Quiere decir que las cosas fluyan. En que, cuando uno debe pelear, debe amoldarse. No es una defensa de contacto, es una defensa buscando salir de la línea de ataque del oponente”.
Un día como hoy, Bruce Lee hubiera cumplido 75 años de vida. Es posible que de continuar vivo, seguiría explicando su filosofía sobre el Jeet Kune Do y las marciales y demostrando que la determinación es vital para todo.
Para este redactor, Bruce Lee significa el recuerdo de tardes de cine de artes marciales que veía con su padre, quien luego le enseñaba algunos golpes de defensa para ser así de fuerte.
Así también, significa un nunchakus preparados con esmero por su padre utilizando dos tubos de plástico atados a una soga para que su hijo pueda jugar a ser Bruce Lee, un dragón que vivió entre nosotros hace muchos años y que continuará influyendo con su filosofía y su gran arte.
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