Para la crítica, es uno de los mejores escritores de América Latina. Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) no se las cree y se dedica a escribir –poesía, narrativa–, a la docencia universitaria y a dar conferencias por el mundo.
So pretexto del Festival de la Palabra, que se inaugura este miércoles en el C.C.PUCP, buscamos a Alejandro Zambra para hablar de literatura. Ah, la editorial peruana Estruendomudo acaba de publicar Facsímil, su nueva ‘novela’.
Dicen que el novelista tiene que ser muy disciplinado, imponerse horarios para escribir. Al contrario, el poeta escribe cuando le viene la inspiración. Tú, que transitas por ambos territorios, ¿cómo escribes?
Bueno, no sé si soy un “novelista” en ese sentido. Soy más obsesivo que disciplinado. Escribo todos los días, pero sin metas de cantidad de palabras ni nada parecido. Me doy por satisfecho si escribo una sola frase que me suene necesaria, pero eso no siempre pasa. Por lo demás, escribo otras cosas que nunca publicaría, como un diario y otros proyectos aún más difusos, y a veces los relatos o los poemas o las novelas provienen de ahí. Cuando estoy en un libro, me concentro en eso y me encierro, me pongo ‘claustrofílico’.
¿La poesía persiste en tu vida como una necesidad?
Nunca he dejado de escribir poesía, aunque en los últimos años he preferido no publicarla. No distinguiría tajantemente entre poesía y novela o entre poesía y ficción. Si en una novela no hay poesía, no hay novela tampoco.
De tu libro Bonsái, considerado como novela, se ha dicho que no le sobra una palabra. ¿Fue construido como se estructura un poema?
No. Más bien, nació del fracaso de un libro de poesía. Escribí ese libro inconstantemente durante mucho tiempo, pero nunca lo leí después de publicado. Estoy seguro de que, si lo leyera ahora, le quitaría alguna palabra y agregaría otras, pero no tendría sentido, prefiero escribir otros libros.
¿Por qué la concisión?
Se me ocurre una respuesta larguísima para esa pregunta, pero estaría mintiendo. A la larga he publicado como 500 páginas en varios libros… eso no es ser conciso.
Borges no escribía novelas porque decía que su argumento se podía contar en pocas líneas y él, acostumbrado a la perfección, no soportaba la imperfección de la extensión. ¿Te pasa lo mismo?
Creo que Borges, para variar, tiene razón: mientras más palabras, más palabrería. Pero hay palabrería maravillosa. Como lector, soy más bien indulgente. Si leo una novela, por ejemplo, y hallo una sola frase que me cautive, una sola frase nueva, le perdono al libro todo lo demás.
¿Cuál es el lugar de la literatura en tiempos de Facebook, Twitter, las redes sociales, Internet y los libros digitales?
La literatura no es sinónimo de “libro”. Yo crecí leyendo fotocopias. Mal podría estar contra los libros digitales. Sí me parece que las redes sociales son absorbentes. En Facebook cada cual es una novela o, más bien, el protagonista de una novela. A lo mejor antes querías ser escritor y ahora quieres ser personaje, y en ese llamado a veces late el deseo de que alguien te escriba, te narre, te vigile, pero quizá es menos dramático y solo quieres pasarlo bien y sentirte menos solo. Yo creo que eso está en crisis: nadie quiere estar solo y a la vez todos están solos. La literatura, en ese sentido, es un aprendizaje o un reaprendizaje. El que lee está solo; el que escribe también.
Hay quienes dicen que hoy hay mejor crónica que novela en América Latina. ¿Qué opinas?
Tiendo a pensar que esas son cosas que se dicen con liviandad, para ganar titulares manoseando eso de que “la realidad supera a la ficción”, como si “ficción” fuera lo mismo que “mentira”, como si escribir novelas fuera mentir, o como si hubiera alguna novela que no estuviera “basada en hechos reales”. Hay cronistas muy buenos y otros no tanto. Pasa igual con los novelistas. Pero a lo mejor tienen razón, no soy un súper lector súper actualizado y lleno de opiniones. No soy un cazador de tendencias.
EL HOMENAJEADO: ALONSO CUETO
Alonso Cueto Caballero nació en Lima el 30 de abril de 1954. Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y obtuvo su doctorado en la Universidad de Texas, Austin (Estados Unidos).
Es autor de las novelas Mariposa negra y La hora azul.
En 2005 recibió el Premio Herralde, de Anagrama, por su novela La hora azul, elegida en China la Mejor Novela Escrita en Español en el bienio 2004-2005.
Fue finalista del premio Casa de América (2007) por su novela El susurro de la mujer ballena.
Desde 2009 es miembro electo de la Academia Peruana de la Lengua.
Es el homenajeado de la segunda edición del Festival de la Palabra, ceremonia donde participará Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura.
Lugar: C.C. PUCP (Camino Real 1075, San Isidro). 8p.m.
EL EVENTO
- Festival de la Palabra
El año pasado se realizó la primera edición de este evento, que ha traído vientos nuevos a nuestro adocenado mundo literario. En su segunda edición, su objetivo es destacar “a la ‘palabra’ como herramienta fundamental de la comunicación social y vehículo de la cultura”.
Por: Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)
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