La lencería sexy se ha convertido en parte de la agenda de la mujer y, por eso, hoy forma parte de sus gastos, afirma Ángela Gutiérrez, representante de Bombón Rojo.
Para Mayra Albuquerque, dueña de la tienda Sweetrabbit, las chicas desean verse bien no solo por fuera, sino también por dentro, “y tienen dinero para gastar en eso”.
En estos últimos años ha aumentado el número de tiendas que venden lencería. En estas no solo se ofrece ropa interior sexy, sino disfraces y productos complementarios, como lociones, prendas con sabores o juguetes sexuales.
Se estima que este negocio factura unos US$40 millones en el Perú y viene creciendo a un ritmo anual de 20%.
A diferencia de los negocios tradicionales, cuyo pico de venta está en Navidad, Fiestas Patrias o el Día de la Madre, en lencería las campañas más importantes son San Valentín y Halloween.
Las mujeres suelen renovar su lencería unas tres veces al año, en promedio, pero hay clientes que compran hasta dos veces al mes.
PARA EMPEZAR
Una opción económica y que puede liberar al emprendedor de la burocracia es empezar haciendo ventas por Internet (Bombón Rojo se inició así y hoy tiene cuatro tiendas).
Hay prendas íntimas que deben ser importadas, como los corsets (vienen de China o Estados Unidos), y productos complementarios, como lociones o aceites.
MAYORES COMPRADORAS
El rango promedio de edad del grupo de las mujeres que consumen lencería en el Perú va desde los 25 hasta los 35 años.
PRODUCTOS
Los corsets importados de China cuestan, sin impuestos, 9 dólares. Con los demás cobros, el precio llega a los 18 dólares.
DOMINIO FEMENINO
El 80% de los consumidores son mujeres. El resto son parejas u hombres. Los clientes varones prefieren comprar por Internet.
DATOS
- Competencia
En el Perú, algunas tiendas de lencería son Bombón Rojo, Kinkyssimo, Sweetrabbit, Beatrix, Stripper, entre otras.
- Extranjeras
También están Leonisa y Chamela, de Colombia.
CASO DE ÉXITO
Mayra Albuquerque – Dueña de Sweetrabbit
¿Por qué entraste a este negocio?
Yo soy abogada de profesión, pero siempre quise mi negocio propio. Mi madre sabía costura, así que me interesé por ese rubro. Así empecé a fabricar y a vender lencería, pero solo por Internet.
¿Cómo defines a tus consumidores?
Las mujeres peruanas aún son muy conservadoras, pero poco a poco están cambiando y se atreven a comprar estos productos. Algunas chicas solo vienen a mirar, pero estoy segura de que todas buscamos satisfacer a nuestras parejas, y esta es una forma de hacerlo.
¿Qué te diferencia de la competencia?
Yo no hago lencería para el uso diario, sino para ocasiones especiales, como San Valentín, una despedida de soltera, una noche de bodas o cualquier otro acontecimiento. Hago mis prendas de acuerdo con lo que me pida el cliente. Ellas me dan ideas de disfraces sexys. Ahora estoy planeando formar una red de vendedoras por catálogo.
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