Carlos Lara Porras
clara@peru21.com
Un ‘Diamante’ que no deja de brillar. Luego de 32 años de haber integrado aquella selección que clasificó a España 82, Julio César Uribe recuerda con orgullo la campaña y se felicita por haber integrado aquel equipo que lo considera como uno de los mejores en la historia del fútbol peruano.
¿Qué se siente haber integrado ese equipo que por última vez clasificó a un Mundial?
Siento la tranquilidad de haber cumplido con mi deber como deportista. Creo que fui un embajador del deporte de mi país y me siento feliz de ser como soy.
Siempre se habla de la selección de México 70, pero poco o nada del equipo que clasificó a España 82, ¿es consciente de eso?
No entro al tema de las comparaciones. La del 70 fue una gran selección, pero yo pienso que futbolísticamente que la del 81 fue superior, reconociendo que la del 70 fue un gran equipo. Recordaremos a esas dos selecciones como las mejores. Hoy hay un nuevo compromiso y ojalá esta selección, con una intensidad emocional diferente, pueda clasificar al Mundial de Brasil, luego de más de 30 años.
Lo tuvo loco a Hugo de León en esos partidos ante Uruguay…
Nunca lo vi como un ‘león’, sino como un gato. A uno en la cancha lo provocan, pero nosotros reaccionábamos con fútbol. No recuerdo haber armado broncas o hacer jugadas arteras. Todos sabemos de la historia del fútbol uruguayo, pero yo no creía en ese mito de la celeste, solo pensábamos en hacer nuestro trabajo más allá de lo que podía ser la historia importante del rival.
En ese partido de vuelta ante Uruguay, ¿hubo algo de respeto o preocupación porque los charrúas podían malograr la fiesta?
No. Más allá de la manera como ganamos en el Centenario, sabíamos que teníamos cómo ganarle en Lima. Jugamos un partidazo, donde Rodríguez (el portero rival) sacó todo y no pudimos reflejar en el marcador esa superioridad. Al final logramos la clasificación.
¿Qué imagen le queda de esa campaña?
Que todos éramos grandes jugadores, buenas personas, había mucho respeto, camaradería, solidaridad. Posteriormente en el Mundial (España 82) se rompió. Queda para la historia que cuando un equipo está unido, el éxito es una posibilidad, pero cuando se está dividido y se manejan intereses personales por ausencia de liderazgo, el fracaso es otra posibilidad. Tenemos los ejemplos claros de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer.
Luego de obtener la clasificación al Mundial, ¿podía salir tranquilo a comer en la calle?
No se podía por la gente y ese es un aplauso para la ‘patrona’. Siempre digo que el éxito de un matrimonio es más mérito de la mujer. La esposa de un futbolista debe ser especial en muchas cosas y quienes hemos logrado eso nos sentimos afortunados.
¿Tim sabía de fútbol?
Con Tim hacíamos permanentemente fútbol. En teoría movía las fichas y nosotros lo entendíamos. La teoría es referencial y la práctica determinante. Hay aspectos que faltaban. Había teoría, pero la práctica que faltaba fluía por la capacidad de los jugadores y a eso había que darle un manejo colectivo en lo psicológico y eso es manejo de grupo, liderazgo, y para mí no lo había, porque si hubiera habido, el grupo no se rompía. Si hay un líder, que administre justicia como debe ser. Y para todos igual, que se preocupe del colectivo y no de uno o dos jugadores o cinco. Así Perú no se hubiera caído.
¿Quién rompió el grupo?
Es hablar más de lo mismo y no viene al caso. Hay que sacar provecho de las diferencias que hubo en la historia para no volver a ser parte del llanto.
Hoy como técnico, si tuviera en su equipo un Cubillas y un Uribe, ¿los haría jugar juntos?
Sin ninguna duda. Los pondría a los dos y dormiría tranquilo teniendo dos jugadores así. Como técnico tengo que manejar la curva productiva, tengo que ver quién tiene más dinámica para hacer un esfuerzo superior en una posición complicada como la del atacante, o jugar de enlace en una posición donde encuentra un espacio, que podría simplificar el trabajo al que está en una curva productiva menor que el otro. Pero para mí el talento tiene que estar junto aunque tenga que inventarme un sistema. Si no, no podrían jugar tantos habilidosos en el Barcelona. Los cracks de categorías tienen que jugar juntos y esa es la mejor manera de jugar al fútbol, aunque hay que cambiar o inventar un sistema. Es como una buena comida: necesita los mejores ingredientes.
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