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El pintor peruano Venancio Shinki murió a los 84 años

El Ministerio de Cultura anunció la partida del artista en sus redes sociales.

(Perú21)
(Perú21)

La cultura peruana está de duelo. El destacado pintor nacional Venancio Shinki falleció este jueves a los 84 años, anunció el Ministerio del Cultura en su página de Facebook.

De momento se desconocen las causas del deceso de Venancio Shinki, quien nació en el distrito de Supe (provincia limeña de Barranca), el 1 de abril de 1932. Fue hijo de Kitsuke Shinki, inmigrante japonés, natural de Hiroshima, y de Filomena Huamán.

En 1954, Venancio Shinki ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, donde tuvo como maestros a Juan Manuel Ugarte Elespuru. Culminó sus estudios en 1962, ganando la Medalla de Oro y el Premio Especial de Pintura “Sérvulo Gutiérrez”.

Obtuvo los primeros premios en concursos promovidos por Hebraica (1963), el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano (1964) y el Salón Nacional de Artes Plásticas organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1965). Ganó el Premio Bienal Tecnoquímica de 1966 y el Premio Nacional Ignacio Merino del Instituto Nacional de Cultura en 1967.

Fue profesor en el departamento de Artes Visuales de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería (1963-1968) y dirigió el taller de pintura de la Asociación Cultural Jueves (1967-1970).

Trabajo también como ilustrador. A fines de la década de 1960, Venancio Shinki pasó del abstraccionismo a una pintura más figurativa, cargada de simbolismo.

A finales de los años 1970 y principios de los años 1980, Venancio Shinki viajó constantemente fuera de su país, recorriendo Europa y América, residiendo en el Perú apenas unos cuantos meses al año. En 1996 fue distinguido como profesor honorario de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En 2012 brindó una entrevista a Perú21, el pintor Venancio Shinki nos dijo: “Me operaron del corazón. El médico me dijo que me iba a deprimir. Entre la lectura de Oe y observar la naturaleza, salí de la depresión”.

También nos contó cómo descubrió su vocación para la pintura, a la cual le dedicó más de medio siglo de su existencia:

“Fue en el colegio de la hacienda San Nicolás. Los libros nos llegaban desde Japón. Y dentro de los útiles había crayolas, pinceles, tinta, cuadernos. Me llegó un libro que se llamaba ‘Artes y manualidades’. Cuando empecé a hojearlo, y al ver el origami y los dibujos por colorear, me dije: “Esto es”.”

¡Descanse en paz, maestro!


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