Este artículo fue originalmente publicado en abril de 2015; pero lo volvemos a compartir este martes por el Día Internacional de la Mujer.
Su vida diaria se asemeja a una carrera de Fórmula 1: Peligrosa, infalible y veloz. Sin embargo, el oficio de la técnica electrónica Luana Martel (29) no se desarrolla sobre una pista de carreras, sino sobre los rieles de los trenes de la Línea Uno del Metro de Lima.
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Allí, ella es la estrella entre 96 técnicos especialistas en material ferroviario. No por nada fue galardonada el año pasado con el premio ‘Tren de Oro’, gracias a su pericia para resolver, en minutos, problemas mecánicos que habrían ocasionado el caos en diversas estaciones.
“Es un trabajo riesgoso pero se ha vuelto mi pasión, diría que hasta me divierte. Sin embargo, no miento cuando digo que una mala maniobra o una distracción puede hacer que recibas una descarga mortal de más de 1, 500 voltios”, sostiene Martel, quien estudió cuatro años en la Escuela de Ingeniería del Senati.
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Pero si el riesgo es una constante en las labores de Luana, la rapidez tiene que ser su virtud. Es que cuando un tren sufre un desperfecto, ella, al mando de un grupo de operarios, tienen tan solo cuatro minutos para detectar la falla y subsanarla. “De lo contrario, se retrasaría todo el proceso de circulación de los trenes”, reveló la experta.
Antes de volver a colocarse bajo uno de los vagones para darle luz verde, la técnica, que es soltera y no tiene hijos, nos cuenta que a diario se levanta a las 5 y 30 a.m. en su casa de Surco para llegar a las 7 a.m. a su trabajo. “Mi salida es a las 4 p.m. Sin embargo, llega las 6 de la tarde y sigo aquí. Por eso te digo que es mi pasión”, reitera Luana.
Por: Martín Sánchez Jorges (msanchez@peru21.com)
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