José Carlos Yrigoyen: Grecia Cáceres y los laberintos del exilio

Recuerdo que en 1998 apareció la primera novela de una autora casi desconocida en el ambiente literario, que apenas había publicado años antes un breve poemario cuando estaba a punto de migrar a París. El nombre de la autora era Grecia Cáceres (Lima, 1968) y la novela se titulaba La espera posible, una muy lograda narración acerca del destino de dos mujeres provenientes de la sierra peruana que se debaten entre la convulsión social de principios del siglo XX.

De aquellos años noventa podemos rescatar muy pocas ficciones de valor, pero sin duda esta fue una de ellas. En los años siguientes, Cáceres ha entregado otras novelas y libros de poemas, siempre de interés, en los que ha forjado un universo personal de temáticas e inquietudes recurrentes. Se ha convertido así en una de las autoras más personales, originales y sólidas de los últimos treinta años en nuestro país, más allá de la escasa difusión mediática que su obra ha obtenido.

Mar afuera es la última novela de Grecia Cáceres, y es quizá la mejor que ha publicado hasta la fecha. No solo eso: constituye una depurada suma de todos los hallazgos, obsesiones y conquistas que ya había exhibido en sus libros anteriores, solo que repotenciados y conjugados con una notable pericia formal. Lo primero que resalta es el lenguaje con el que ha compuesto la historia de la sensible Miranda, una mujer que huye con sus dos hijos a Francia, dejando atrás un escándalo que involucra la sombría y misteriosa desaparición de su marido, además de una acusación judicial de la que sale librada en extrañas circunstancias. Pleno de imágenes, comparaciones y atmósferas densas y a la vez delicadas, el relato alcanza momentos de alta luminosidad poética, como es el caso del episodio de la isla de Taquile, dibujado con un trazo seguro y sutil que vuelve la experiencia y los descubrimientos de Miranda en una conseguida aventura sensorial.

No se puede soslayar tampoco la manera en que Cáceres vertebra su narración a través de temas que ha ido definiendo libro a libro y que aquí se muestran con destacable precisión e inteligencia. La maternidad, eje de su poemario En brazos de la carne, aquí es abordada de manera muy convincente, tanto por las reflexiones que redondean las situaciones presentadas como por los detalles que dotan de un aura de desgarrada realidad a la dramática condición de Miranda, obligada a criar a sus gemelos en un exilio forzado, mientras sueña con la patria perdida.

Lo mismo puede decirse del factor histórico que envuelve la vida privada de la protagonista. Si en La espera posible este se materializaba en los movimientos colectivos de una nación en pos de un cambio, si en El coleccionista este aparecía en los secretos de las cerámicas precolombinas que atesora el atormentado personaje principal, en Mar afuera se vislumbra como una habitación clausurada, lugar abandonado por una familia judía de los años cuarenta que, como Miranda, había huido de su hogar por causa de una terrible amenaza que los perseguía. Este espacio detenido en el tiempo sirve de testimonio y a la vez de terrible admonición para ella.

Ensamblada con solvencia técnica, de tal forma que la distribución de episodios produce un sostenido y turbador suspenso a lo largo de la lectura, Mar afuera es un hito en el camino que Grecia Cáceres recorre hace ya casi tres décadas. Un camino transitado con paciencia y la solitaria melancolía del desarraigo.

Sobre el autor

• Grecia Cáceres
• Mar afuera
• Fondo Editorial UCV, 2017. 234 pp.
• Relación con la autora: cordial.
• Puntuación: 3.7 puntos de 5 posibles.

No se pierda la próxima Columna Vertebral sobre ‘Una calma aparente’, de Christian Solano.