Hace 16 años existe en la localidad de Chapinero, en Bogotá, Colombia, un restaurante que intenta resaltar y promover la biodiversidad y cultura de su país a través de la gastronomía. Su nombre es MiniMal y pertenece a los chefs Antonuela Ariza y Eduardo Martínez. Dos cocineros que siempre están dispuestos a internarse en lo más profundo de las comunidades amazónicas, donde extraen los insumos que utilizan para preparar cada plato de su tradicional carta.
Precisamente, ambos estuvieron en Lima ofreciendo los talleres de gastronomía regional y sustentable ‘Somos lo que comemos, Amazonas’. Con el fin de que las nuevas generaciones de cocineros tomen consciencia de la importancia de trabajar con los productos y agricultores locales, y sobre todo para que revaloricen las técnicas tradicionales de la culinaria milenaria latinoamericana al momento de cocinar. Una costumbre que, según Antonuela, con el tiempo puede desaparecer por la falta de identidad que tienen algunos chefs con sus propios territorios.
Desde las comunidades
Eduardo, quien es agrónomo de profesión, nos cuenta que al igual que en el Perú, la Amazonía colombiana se vio amenazada por la minería, los cultivos ilícitos de coca y otros intereses económicos que no permitía que los agricultores exporten en grandes cantidades sus productos. Incluso, algunos de ellos desconocían de técnicas necesarias para ofrecer un mejor fruto.
“Cuando empezamos con este proyecto de revalorización hubo mucha desconfianza, pero al ver que no todo quedaba en palabras, sino que empezamos a hacer políticas de desarrollo creativo para los agricultores y cadenas de valoración para los insumos como el copoazú, la caña artesanal, camu camu y todos los tipos de tubérculos que tenemos, comenzamos a trabajar en equipo con ellos. Porque la idea es que los campesinos se beneficien económicamente y nosotros aprendamos de sus tradiciones”, explica Martínez a Perú21.
En cuanto al posicionamiento de la gastronomía colombiana en el mundo, para Antonuela aún hay mucho por trabajar para que no solo sean reconocidos por su café tinto. Pero lo que más esperan ambos es la revalorización de la comida latinoamericana a través de sus productos regionales y su técnica de preparación.
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