“No se construye un museo, sino que se edifica. Edificar es más que construir”, repetía el crítico de arte chileno Justo Pastor Mellado en todo encuentro sobre procesos de memoria y museización de los últimos años. Efectivamente, el edificar es un acto de creación (construcción) política y supera las determinaciones físicas de un edificio.
Por otro lado, en 1986, en El museo peruano: utopía y realidad, Alfonso Castrillón mencionó la promesa (ausencia) del museo como institución desde inicios de la República. ¿Para qué?, ¿para quién?, ¿debemos construir museos? ¿Cómo debemos hacerlos para que respondan al reto de la nueva sociedad? Preguntaba el autor, mientras comentaba los calamitosos resultados de la encuesta Pobres y tristes museos del Perú, de 1983.
Resulta satisfactorio que casi 30 años después de aparecido este ensayo, el Perú pueda contar con un museo de calidad nacional y proyección internacional como el MALI. Ese “museo peruano” que reclamaba Castrillón es una realidad, con una colección abierta al público y en edificación constante.
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