El colegio no fue una buena época para Sheila. Se escondía en la biblioteca, no le gustaba, no la entendían, no encajaba. En sus peores pesadillas le dicen que no ha terminado el colegio. Solo sabía que algún día tenía que acabar.
El destino le preparaba una oportunidad. Eso sí, solo una. Tuvo tres meses para prepararse y postular a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Si no ingresaba, hoy sería abogada. Y no ingresó, se quedó por nueve puestos. Alguien le comentó que a veces se hacen ampliaciones. Con ayuda de su madre, tuvo que crear una lista y pedir a la gente que la firme para que hagan la ampliación. E ingresó, y con ella 30 personas más. Muchos a los que ‘hizo’ ingresar se quedaron con Sheila hasta el final y, más bien, varios de los primeros puestos dejaron la escuela. Como ella dice, entró “de pesada”. Tuvo una oportunidad y la aprovechó. De yapa, egresó con medalla de plata en Grabado.
A los 16 años ya estaba en Bellas Artes y no se preocupaba por pasar de grado, sino por aprender. Iba hasta sábados y domingos. Tenían que botarla del taller. Por cierto, nos confiesa que dibujaba súper mal y que era consciente de que así era. Pero ella es terca pues…
“Del Cazamariposas y otros cuentos” es la quinta exposición de la talentosa artista plástica Sheila Alvarado, en la que muestra cuentos y trabajos que hizo en sus diarios y cuadernos personales desde sus épocas de estudiante. La exposición resume, de alguna forma, ese primer impulso artístico post-colegio, apoyado con la exquisita técnica que hoy tiene. Viaja por la ilustración, el cuento y la poesía.
JOVEN AÚN
La obra de nuestra ‘Limeña Girl’ es adolescente, pero también infantil y para adultos con espíritu adolescente e infantil. “Me gusta pensar que la infancia no acaba, sino que nosotros decidimos que acaba y que podemos volver y entrar. *No se tiene que rechazar la infancia”, nos dice. *
Usted siempre parece adolescente, le decimos. “Debe ser la forma en que vivo, pienso. Siempre te dicen ‘crece, tienes que madurar’, pero no hay que dejar de ser niño tampoco. En la infancia está la etapa más creativa”, responde.
En la muestra podrán encontrar a la niña que asusta al monstruo, la ballena que vuela o la maga que roba sueños. Tres piezas sutiles y creativamente irreverentes. “Me gusta romper los estereotipos, porque estos nos destruyen socialmente. Me gusta darles la vuelta a los personajes. No todo es lo que uno cree”, explica la chica del pelo azul y remarca que, en nuestra relación con las personas, solemos darle poder a la gente que queremos. “No puedes darle poder a alguien por más que lo quieras. Estos personajes disfrutan mucho de su soledad e individualidad”, sentencia.
Sheila es como la niña que asusta y la ballena que vuela. Y como la artista que encanta. Es todo lo que ella se propone. Usted, estimado lector, propóngase visitar la muestra.
Mijail Palacios Yábar (mpalacios@peru21.com)
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