Esteban Acuña
@estebanbigotes
Un reciente estudio de la firma de auditoría internacional Deloitte preparado para América Latina revela que solo en Perú se pierden S/2,900 millones al año por enfermedades cardíacas, tales como la Insuficiencia Cardíaca, el Infarto de Miocardio, la Fibrilación Auricular y la Hipertensión.
Esto se debe a los gastos dedicados a la atención de 3,2 millones de personas que padecen estas patologías: la mortalidad prematura, los costos para el cuidador y la pérdida de productividad, ausentismo o menor participación de la fuerza de trabajo y costos de atención informal.
El Jefe de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca, Trasplante Cardiaco e Hipertensión Pulmonar de Essalud, doctor Walter Alarco —quien también ejerció como asesor del mencionado estudio— explicó a Perú21 los tres puntos que motivaron iniciar esta investigación.
Primero:
“Las enfermedades caridacas se han transformado en la primera causa de muerte en la población adulta”.
Según cifras del Ministerio de Salud de Perú en 2014, 396,650 personas sufren de Insuficiencia Cardíaca —equivalente al 2% de la población adulta y mayor de 62 años— y 2,028 peruanos murieron a causa de este mal, que, recordemos, impide que el corazón bombee la sangre suficiente hacia el cuerpo, generando falta de oxígeno.
“La gente —aseveró— se preocupa por el cáncer y lo relaciona inmediatamente con la muerte, pero cuando le dicen que tiene insuficiencia cardíaca no le toma el peso, y esta enfermedad mata y mata más que el cáncer”.
Segundo:
“No existía, hasta entonces, registros claros de cuál es el impacto económico de estas enfermedades para poder tomar mayor conciencia y desarrollar políticas que puedan ayudar a mejorar las medidas preventivas y de tratamiento para los pacientes”.
De acuerdo al estudio, de las cuatro enfermedades, el Infarto de Miocardio (MI) representa el mayor costo financiero con S/1,300 millones; seguido de la Insuficiencia Cardíaca, con 970 millones de soles; la Hipertensión, con 453 millones de soles y, finalmente, la Fibrilación, con 169 millones de soles.
Walter explicó que casi el 30% de los gastos son “directos”; es decir, por hospitalización, mientras que el 75% representa gasto por pérdida de productividad.
“Por ejemplo, para pacientes jóvenes se calcula cuánto han dejado de ganar, considerando que uno jubila a los 65 años. Esto implica impuestos que no ingresan al Estado, o costos informales. Muchos pacientes son discapacitados y requieren que una tercera persona o familiar se encargue de su cuidado, a veces por horas, y estos, por momentos, dejan de trabajar.
Tercero:
“La perspectiva de que estas enfermedades sigan avanzando es bastante alta”.
Walter Alarco indicó que “todo lo que son enfermedades crónicas y sus factores de riesgo, como diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria, entre otras, se van a incrementar en los siguientes 15 años.
El gran frente: la prevención
El doctor Walter Alarco considera que la responsabilidad no es solo del gobierno ni de los ciudadanos. Es de todos. En su opinión, el gran frente es la prevención, es decir, “evitar que el paciente llegue al infarto y no se gaste por ello”.
Para eso —remarcó— “se pueden dar políticas de prevención para disminuir el consumo de sal o de azúcar, seguir con campañas anti-tabaco, que sí han reducido su consumo con el tiempo, o incentivar la actividad física en las escuelas, en el trabajo”.
Perú ocupa el segundo lugar en pérdida de productividad. Y se calcula que el costo total para el país de estas enfermedades equivalió una pérdida de 0.2 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB).
“La prevención es el frente más barato y que abarca a la mayor cantidad de personas, pero implica políticas públicas por parte del Estado”, sostiene Alarco. Por eso, sostiene, el citado informe es un “llamado de atención”, porque si bien la prevención no está descuidada totalmente, todavía “los esfuerzos no son suficientes”.
DATOS
- En Perú, los costos para el sistema de salud fueron asumidos por el gobierno, las aseguradoras privadas y los individuos.
- En América Latina, los costos de las enfermedades cardiovasculares y metabólicas ascendieron a US$30 mil millones, lo cual equivale al doble de lo que costó la organización de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.