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Mujer21: La historia de Dunia Felices Rojas es una lección de vida

No tiene brazos y piernas, pero, como artista plástica y deportista, ella ha sabido enfrentarse a los obstáculos.

Cuando le amputaron sus brazos y piernas, ella lo sintió así: “Uno volver a nacer”. (Renzo Salazar/Perú21)
Cuando le amputaron sus brazos y piernas, ella lo sintió así: “Uno volver a nacer”. (Renzo Salazar/Perú21)
Victoria Meneses

Victoria Meneses

@vlmenesesc

Artista plástica y deportista. A sus 26 años, Dunia Felices Rojas no se cansa y siempre busca ir por más. Para ella, la perseverancia y el apoyo de su familia son la clave de todos sus logros. Hoy, con varias exposiciones en importantes galerías de Lima y Suiza, nos demuestra que nada es imposible.

Aún recuerda cuando su madre le decía que se escondiera entre las flores de retama cada vez que un terrorista entraba a su casa del distrito de Sarhua (Ayacucho) en busca de comida. Eran los 90, y las persecuciones y asesinatos eran cosa de todos los días. Razones suficientes para que sus padres decidan enviarla a vivir en Lima.

“El destino sabe lo que hace, porque si la enfermedad me hubiese dado allá, estaría muerta ahora, ya que la vasculitis sistémica se iba a desencadenar en cualquier momento”, comenta Felices.

Vasculitis sistémica, afección que ataca a los vasos sanguíneos, fue lo que los médicos diagnosticaron en sus cuatro extremidades. Durante el año que estuvo internada, solo una ventana la conectaba con calle. Por eso, cuando le comunicaron que amputarían sus brazos y piernas, la noticia fue una liberación, “un volver a nacer”.

“Cuando salí de la operación, tenía un cuerpo nuevo. Desde entonces, cada acción que hacía, que podría ser insignificante para cualquiera, para mí era lo máximo. Una vez que me diseñaron las prótesis para las piernas, me reinserté a la sociedad y dije ‘ok, aquí estoy’”.

Después de su recuperación, el arte llegó a su vida como un pasatiempo y luego se convirtió en su profesión y pasión. Fue aceptada en la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, que cada seis meses envía los cuadros de Dunia a Suiza para ser exhibidos. Actualmente, divide su tiempo entre las clases en la Escuela de Arte Corriente Alterna y sus entrenamientos en la Federación Nacional de Natación.

“Todo se puede. Más que querer hacerme conocida porque no tengo las extremidades, quiero enseñarles a las personas que la vida no se acaba ahí por más que la vida nos ponga pruebas duras”, dice.


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