César Takeuchi
Para Giovanna Napa Paquero, de 45 años, el río Chillón es sinónimo de infierno. Ella es una de las damnificadas de los huaicos en Lima. Trabaja como recicladora y hoy se siente aterrada.
“Pido comida para mis hijos que se están muriendo de hambre”, dice. Está delante de su casa en Tambo Río, Comas
“Desde ayer en la noche no puedo entrar a mi vivienda porque el lodo ha atracado mi puerta. Mi techo se ha venido abajo y ha aplastado mi televisor, mi cama, mi dinero que tenía ahorrado para tarrajear mi casa, aproximadamente S/ 6 mil. Ayer acababa de comprar los útiles escolares de mis 5 niños y todo ha quedado sepultado por el barro. Lo único que he tratado es ponerlos a salvo, porque el lodo nos llegaba hasta la altura del pecho. No hemos comido desde ayer y pido que me den comida y agua para mis hijos que se están muriendo de hambre”, dice Giovanna Napa.
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Lluvias y huaicos han dejado hasta el momento 62 muertos https://t.co/LGb5sNi0Ec pic.twitter.com/5E9SBc28u4
— Diario Perú21 (@peru21noticias) 16 de marzo de 2017
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