Gonzalo Pajares Cruzado (gpajares@peru21.com)
A Gastón el espacio de una cocina le queda chico. Es que Acurio es más que un cocinero: es un creador de ideas, conceptos que trascienden unas cuantas hornillas (o unos pocos zifones).
Y con esto no quiero decir que el oficio de cocinero sea menor… al contrario: un cocinero llamado Gastón Acurio, digámoslo de una vez, cambió, y para bien, la historia del Perú.
Es conocida la historia personal de Gastón: su padre, un político conservador, lo envió a España a hacerse abogado… y político. Gastón durante varios años le ocultó a su familia que había cambiado los códigos abogadiles por libros de cocina, unas sartenes y algunos cucharones. Lo paradójico es que, si bien regresó al país convertido en cocinero, nunca abandonó al político que llevó desde la cuna dentro de sí. He aquí la revolución mayor de Acurio: hizo –y hace– política desde la cocina, desde un discurso en apariencia solo gastronómico.
Por eso, no sorprende que, para muchos, su destino final sea la política pedestre, esa que se hace minuto a minuto en Palacio de Gobierno, se discute día a día en el Congreso y se ejecuta –desde siempre– en los lobbies que han montado los grupos de poder.
Pero Gastón entiende la política de otra forma, no como nuestros ‘políticos’ advenedizos e improvisados: la entiende como la búsqueda del bien común, y es por eso, por un discurso que trasciende lo cotidiano, que su figura ha alcanzado una dimensión mundial.
Recuerdo que, hasta hace poco, Gastón se molestaba cuando uno le preguntaba si era empresario o cocinero: el crecimiento de su imperio gastronómico (en el país y el mundo) y su ‘ausencia’ de las cocinas (‘ausencia’ en el sentido de que él no guisa los platos, sino crea los conceptos de todos sus restaurantes) justificaban, para algunos –y me incluyo– una pregunta así.
Hoy entiendo la desazón de Gastón. Es verdad, no lo entendíamos: Acurio es un cocinero que, por su espíritu político, ha logrado hacer de nuestra cocina –más allá del rollo de la identidad y del amor propio de los peruanos ganado a partir del aprecio por un cebiche o un lomo saltado– un motor que nos está llevando a pensar en el Perú como un espacio posible, un lugar donde es tangible alcanzar la excelencia y del que se puede estar orgulloso. ¡Tremenda revolución! Y sí, todo desde una cocina.
Es decir, lo que hace grande a Gastón no es solo su cocina sino su visión, sus ideas, su capacidad de gestar un movimiento y de pensar en sacar adelante a un país desde donde él estaba: las sartenes, la sazón.
Reconozcámoslo, este país ha cambiado por Gastón: siempre tuvimos cocina, nos faltaba discurso; Gastón lo creó, lo sistematizó, lo internalizó en la mente y los corazones de los peruanos –tarea fundamental– y lo difundió por el mundo.
Y hoy deja esa cocina… mejor dicho, un espacio específico: Astrid & Gastón, el restaurante que abrió hace 20 años, y donde toda esta historia maravillosa nació, se gestó, creció e influenció.
Y lo deja, porque, repetimos, se ha dado cuenta de que ese territorio le queda chico. Como creador, a partir del 2015, acaba de anunciar en su cuenta de Facebook, dará inicio “a una nueva etapa que esperamos dure algunos años. Iniciaremos el recorrido de una nueva expedición. La expedición Perú 2015 que nos llevará a cada pueblo en busca de historias, productos, personas, respuestas. Luego lo haremos por el resto de Sudamérica. Haremos una fundación que se encargue de becar a decenas de alumnos, una hermosa universidad, una página que conectará a pequeños productores con consumidores, proyectos relacionados con las alianzas cocinero-campesino, cocinero-pescador, la promoción de la cocina peruana en el mundo; diseñar nuevos libros, documentales, productos y conceptos propios de su tiempo, que pongan en valor lo nuestro. Como pueden ver, mucho por delante”.
Sí, mucho por delante. Y lo ha hecho con desprendimiento, un desprendimiento que extrañamos en nuestros políticos: Alejandro Toledo y Alan García, por ejemplo.
Si hasta hoy muchos de sus compañeros de oficio se quejaban de su desbordante y opacadora figura mediática, ya no podrán hacerlo. Ojalá surjan nuevos talentos en nuestra cocina, los necesitamos porque es verdad que habíamos caído en una autocomplacencia y en un autobombo que, a veces, resultaba indigesto, ridículo.
Gastón deja Astrid & Gastón, deja las sartenes. Profundizará su proyecto mayor: hacer un mejor Perú. ¿Se animará a ser candidato a la presidencia de la República? Aunque él lo ha negado varias veces –y le creemos– tiene el derecho ganado, pero con el país ya cumplió.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.