El trabajo no se detiene día y noche en la comunidad shipiba de Cantagallo, en el distrito del Rímac. Así se trabaja en el lugar del siniestro para superar la tragedia que se registró en las primeras horas de este viernes, y que dejó cerca de 300 trabajadores en la calle.
Este sábado en la mañana los vecinos continuaron organizándose para resistir ante las precarias condiciones en las que se encuentran viviendo.
Los padres, por su lado, también se encargan de cuidar a sus niños, pero al mismo tiempo no dejan de ayudar en los trabajos que sean necesarios para agilizar el proceso de reconstrucción, ya que muchos de ellos se niegan a dejar el terreno que habitan desde hace más de 15 años.
Los niños se distraen cada uno a su manera: algunos se quedan en compañía de sus padres, otros se pasean mirando de un lado a otro, y otros tratan de divertirse usando los juguetes que se han salvado del fuego o los que han recibido desde que se iniciaron las campañas de colecta.
Mientras tanto, los equipos de ayuda continúan removiendo los escombros. No olvidemos que fueron cerca de 400 viviendas las que resultaron en cenizas.
Recordemos también en las redes sociales como Facebook se están difundiendo eventos de recolección de agua, víveres, ropa y frazadas para entregar a los damnificados.
Fotografías: Piko Tamashiro
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