Mariella Sausa
El caso Shirley Meléndez, quien fue al hospital Guillermo Almenara para ser atendida por cálculos renales y terminó sin manos ni piernas, ha causado la sorpresa y conmoción de la ciudadanía. Además, ha puesto en debate el riesgo de contraer una infección intrahospitalaria, es decir, aquella que los pacientes adquieren en hospitales y que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es más grave que la tuberculosis y ocupa el cuarto lugar entre los grandes problemas de salud pública.
El caso de Shirley no es el primero y seguramente tampoco será el último. Este tipo de infecciones ocurren no solo en el Perú sino en todo el mundo, sin discriminar los servicios públicos o privados. Recordemos que en marzo del año pasado, 10 recién nacidos que habían estado internados en el Hospital Regional de Loreto fallecieron tras infectarse con la bacteria Serratia marcescens, un agresivo germen que colonizó instrumentales médicos y equipos instalados en la sala de parto y la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatología del referido hospital.
Un año antes, los padres de siete bebés que fallecieron en una moderna clínica de Lima denunciaron que la causa de la muerte fue una bacteria intrahospitalaria. Aunque el Ministerio de Salud dispuso una investigación y el cierre temporal del Servicio de Neonatología de la referida clínica, no se determinó si una infección fue la causa de los decesos.
Lo cierto es que en Estados Unidos estas infecciones causan en promedio 100,000 muertes al año. En Perú no hay cifras oficiales sobre la incidencia de estos casos. Sin embargo, la OMS estima que puede afectar entre el 5% y el 10% de pacientes hospitalizados.
Un estudio de 1999 sobre la prevalencia de infecciones intrahospitalarias en el Perú, donde se analizó 62 hospitales, encontró tasas de prevalencia de hasta 37.5%. Aunque no hay una investigación nacional, estudios realizados posteriormente, a iniciativa de algunos centros hospitalarios –con diferentes variables y metodologías–, encontraron que la prevalencia de estos casos bajó a 15%, dependiendo de la categoría del establecimiento y de su complejidad.
Peligrosa transmisión
Coralith García, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Cayetano Heredia, indicó que dentro de los tipos de bacterias intrahospitalarias más comunes están la Pseudomona aeruginosa, la Klebsiella pneumoniae, la Escherichia coli y el Staphylococcus aureus. Estas pueden causar infecciones quirúrgicas, del torrente sanguíneo, de las vías urinarias y de las vías respiratorias, entre otros.
Tras explicar que las bacterias no están suspendidas en el ambiente, sino que se trasmiten de una persona a otra o a veces se desarrollan y colonizan una parte del propio cuerpo humano, la especialista señaló que el riesgo de adquirir este tipo de infecciones depende mucho de los procedimientos invasivos que se practiquen en la persona durante su estadía en el hospital.
“Por ejemplo, al colocar una sonda para que el paciente orine o al colocar un catéter para pasar medicinas o alimentos se está atravesando la piel, que es la defensa natural del cuerpo, y con eso se aumenta el riesgo de desarrollar la infección. El riesgo existe para cualquier paciente que se hospitaliza y con medidas preventivas se puede disminuir, pero nunca será cero”, detalló.
El doctor Luis Cuéllar Ponce de León, experto en control de infecciones intrahospitalarias y past president de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, refirió que la principal forma de trasmitir los agentes infecciosos, tanto a pacientes como al propio personal de salud, es la mano sucia. “La gente no se lava las manos, si lo hicieran podríamos reducir en 40% estas infecciones”, sostuvo.
Por su parte, Lisseth Gómez, médico del portal Salud en Casa, señaló que también las visitas de los pacientes pueden llevar bacterias y contribuir a su proliferación en el hospital, sobre todo si en el lugar hay hacinamiento o no hay una buena ventilación.
El riesgo de contraer infecciones hospitalarias es más alto en pacientes con las defensas bajas y en inmunosuprimidos (con cáncer, diabetes, etc.), pero sobre todo pacientes que han creado resistencia a los antibióticos por su uso indiscriminado (ver recuadro).
Falta más vigilancia
Ciro Maguiña, infectólogo y vicerrector de Investigaciones del Hospital Cayetano Heredia, remarcó que, aunque el Ministerio de Salud tiene protocolos de intervención y comités de vigilancia para disminuir el riesgo de estas infecciones, en algunos hospitales, sobre todo de provincias, los protocolos no se cumplen por la falta de personal especializado, materiales e infraestructura.
“En el papel la norma existe, pero en la práctica muchos hospitales de nivel II y III no tienen las condiciones de bioseguridad indispensables para hacer diagnósticos cuando se presentan estos casos. No hay infectólogos ni microbiólogos o equipo especializado, por lo tanto, no se puede ni hacer un urocultivo para saber qué tipo de bacteria afecta al hospital. Sin eso, ¿cómo se hace la vigilancia?, sin eso seguiremos siendo empíricos”, subrayó.
Al respecto, el doctor Cuéllar acotó que en el Perú hace falta un programa de control de infecciones, similar a las estrategias nacionales que existen para el control de la tuberculosis o el VIH.
“En Estados Unidos se cuenta con un Centro de Control de Enfermedades de Prevención, con gente especializada en control de infecciones, pero en Perú esta tarea se asignó a la Oficina de Epidemiología, que hace lo que puede porque tiene recursos limitados. Nos sobran políticas y reglamentos, pero lo que necesitamos es que todo esto se cumpla”, manifestó.
Bacterias resistentes por automedicación
“En el Perú el uso de antibióticos es una catástrofe. Hay mucha automedicación y eso puede elevar la resistencia de las personas a su uso; pero no solo eso, también puede aumentar las posibilidades de que contraigan infecciones intrahospitalarias”, advirtió el doctor Ciro Maguiña, vicedecano del Colegio Médico del Perú.
Según el investigador, estudios hechos en hospitales, como Guillermo Almenara o Cayetano Heredia, demuestran que en el 50% de casos los pacientes con Staphylococcus no responden a los antibióticos tradicionales, y en el caso de las pseudomonas, el 60%. “Por eso, cuando se presenta un caso donde los pacientes no responden a los tratamientos habituales y su salud se agrava, se echa la culpa a la sonda o al médico, pero no siempre es así”, manifestó.
Por eso, Maguiña, sugirió que las autoridades mejoren el control de la venta de antibióticos exclusivamente con receta médica. “Con esa medida, Chile logró reducir en 20% la resistencia a los antibióticos y, con ello, se redujo también el riesgo de contraer infecciones intrahospitalarias. En el Perú, la disposición existe desde hace tiempo, pero nadie la respeta y las autoridades no la hacen cumplir”, subrayó.
Tenga en cuenta
- Para reducir el riesgo de contraer una infección hospitalaria, los especialistas recomendaron a los pacientes que acepten el alta precoz luego de las intervenciones quirúrgicas. Esta se da 24 o 48 horas después de la cirugía, siempre y cuando el paciente esté estable.
- Asimismo, instaron a los pacientes a no abusar del uso de antibióticos para así no desarrollar alguna resistencia a los medicamentos.
- Además, sugirieron escoger bien el lugar donde el paciente será intervenido y fijarse en que este cuente con todos los equipos necesarios para actuar en caso de una emergencia.
- También los exhortaron a conocer su estado de salud, para saber si tiene alguna enfermedad preexistente (como diabetes, hipertensión, anemia, etc.) que podría complicar su situación en caso de una intervención quirúrgica.
- Además, los invocaron a exigir al personal de salud que está a su cargo el correcto lavado de manos antes del contacto.
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