Alvaro Treneman
Los huaicos y las inundaciones nos han traído grandes desgracias pero también historias de solidaridad en medio del caos. Historias en donde los protagonistas demuestran que a pesar de las dificultades, se puede ser mejor persona.
Flor Rojas,de 25 años, es una joven que vive en Trapiche, un centro poblado del distrito de Carabayllo arrasado por los huaicos que no cesan en la zona.
La noche del sábado, un nuevo huaico se llevó la precaria casa de Flor. Con nueve meses de gestación, tuvo que huir por su vida junto a su marido, Melvin Perez (26), y unas vecinas. Sin embargo, la impresión de haber perdido todo por lo que habían trabajado provocó que la joven mujer iniciara labores de parto.
Así nació Celeste, su primera hija. Nació en las peores condiciones que uno puede imaginar: En medio de una oscura calle huyendo del huaico que destruyó su casa.
La joven mujer fue auxiliada por sus vecinas Lisbeth Canchaya, de 25 años y Dina Anselmo, de 28. Gracias a una vecina anónima del poblado El Olivar, a cinco minutos de Trapiche, pasaron la noche lejos del peligro.
Ahora, Dina se ha encargado de la joven madre y de su bebé. Las ha cobijado en un cuarto de su casa que felizmente no se vio afectado por el deslizamiento. En su terreno también recibe a varias familias que lo han perdido todo.
Celeste es una hermosa bebe de solo cuatro días de nacida, que sobrevive gracias a los cuidados de su fuerte madre y la ayuda incondicional y solidaria de Dina Anselmo, una mujer de 28 años que parece caída del cielo.
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