Esteban Acuña
@estebanbigotes
Alfonso Zavaleta es médico cirujano, experto en farmacología y jefe del área de investigación de Cedro, institución que desde hace 28 años realiza trabajo de prevención en el consumo de drogas en el Perú. El especialista, que ha advertido el aumento en el consumo de marihuana en los últimos años, afirma que avanzar en materia de prevención de drogas está muy lejos de permitir su comercialización.
“No es necesario ni el autocultivo ni los clubes de cultivo”, afirma en esta entrevista. Su trabajo está enfocado en retrasar la edad de iniciación en el consumo de las drogas.
Sin embargo, diversos estudios han demostrado que la percepción de riesgo en torno a esta planta ha disminuido, a pesar de que, según el experto, la droga actual sea más nociva que la que había en la década de 1970. El 10% de usuarios dependientes (uno de cada diez) “podrían aumentar”, advierte Zavaleta. Por otro lado, cada vez son más los médicos, como él, que avalan el uso aprobado del cannabis para calmar las náuseas y los vómitos producidos por la quimioterapia del cáncer; para calmar el dolor, gracias a sus componentes analgésicos e, incluso, para ayudar a disminuir las convulsiones en pacientes con epilepsia.
“Yo no me opongo al tratamiento de los niños”, afirma Zavaleta, quien hoy por hoy forma parte de la discusión en el Congreso como representante de la Academia Nacional de Medicina. Sobre el proyecto de ley que busca regular la comercialización de la planta y sus derivados para fines medicinales, el experto dice que él está dispuesto a utilizar en pacientes los componentes activos de la marihuana (CBD y THC, dependiendo del tratamiento) siempre y cuando su uso medicinal esté reconocido y se hayan agotado todas las posibilidades de la medicina industrial.
¿Qué le parece que un grupo de madres que buscaba un tratamiento para sus hijos haya puesto sobre la mesa esta discusión?
—Yo no cuestiono a las mamás, ellas tienen un problema real. Si bien existen varios pacientes que podrían requerir algún producto adicional derivado de la marihuana, esta no es susceptible de solucionar el problema de los niños. Este aceite no es un medicamento, es un producto experimental, que se va a usar como una sustancia a ver si es que el niño responde.
¿Y quiénes responden al aceite de marihuana?
—Se está viendo que quienes más responden son los que tienen síndromes congénitos [como síndrome de Dravet o de Lennox], que son cerca de 10. De los otros, se dice que el 40% de los pacientes niños que reciben este aceite van a disminuir estas convulsiones sin llegar a curar la enfermedad porque no la cura: la trata. Del resto vas a tener gente que baja un poco sus convulsiones y vas a tener un 20% de pacientes que no responden al aceite. ¿Quiénes responden más? Los niños que tienen síndromes congénitos.
A pesar de ello, mucha gente aún se pregunta si la marihuana es medicinal…
—Yo apoyo el uso, aunque sea experimental, del aceite de marihuana, porque es una alternativa terapéutica adecuada para estos niños que no tienen otra opción. La pregunta es cómo hacemos para que los chicos tengan el aceite. Si son cerca de 300, hay dos alternativas rápidas. La primera es traer un aceite de buena calidad de donde los produzcan. Hay uno en Inglaterra, se llama Epidiolex, la están probando en Estados Unidos, es una alternativa comercial, pero probablemente muy cara. La segunda es traer aceites artesanales de buena calidad que son producidos en algunos países. Por ejemplo, Chile está buscando un buen aceite, Argentina también lo va a tener. Si hay un buen aceite para 300 pacientes se puede traer. No es necesario ni autocultivo, ni clubes, ni nada de eso.
¿Contra qué otra enfermedad se ha comprobado que es efectiva la marihuana?
—Las náuseas y los vómitos después de la quimioterapia del cáncer, que no paran con casi ningún medicamento. Pero cuál es el problema que han visto los médicos, que cuando das demasiado THC hay un grupo de personas que no podemos identificar a priori, que traen consigo genes para enfermedades psiquiátricas severas. Estos genes están guardados y se activan en cualquier momento. Esquizofrenia paranoide, crisis de pánico y depresión mayor. Tres enfermedades psiquiátricas que cuando empiezan no paran. Por eso, los médicos tienen mucho cuidado con el uso de THC. Las nuevas variedades de marihuana tienen más del 14% del principio activo, algunas tienen hasta 30%, 20 veces más que lo que tenían en los setentas. Y la otra enfermedad es bien curiosa… una enfermedad crónica degenerativa del sistema nervioso, mortal, que no tiene tratamiento efectivo. Esclerosis múltiple. Hablamos de un paciente paralítico, que usualmente no pueden caminar. Es consciente, pero sufre una parálisis con contractura, que es dolorosísima. Para esta enfermedad, no para curarla, sino para tratar el dolor, ha salido un producto que tiene los dos principios activos de la marihuana: el THC y el CBD, se juntan los dos, cincuenta-cincuenta. Se llama Sativex, es un spray que se coloca debajo de la lengua, pero es caro.
¿El autocultivo no es una de alternativa económica para conseguir el aceite?
—El primer tema es que vas a tener plantas en las casas, y donde hay plantas hay más consumidores. Dicen que lo puede usar el que es consumidor, pero todos los que están en la casa tienen el acceso a esta planta. Entonces ahí tenemos un factor que consideramos todos los que hacemos prevención: retrasar el primer consumo de los jóvenes. Y eso se debe a disponibilidad. ¿Sabes cuál es el factor más grande de riesgo para consumir drogas en un adolescente? Es la disponibilidad de las drogas, tenerla a la mano. El segundo problema es que se hace difícil que en la casa una mamá siembre su planta y haga su extracto en la cocina de su casa. Las mamás no son ni químicos ni productores ni nada. Eso es riesgoso para ellas y para los niños. Y el tercer problema es que el componente activo que se supone sería relativamente eficaz para calmar las convulsiones se llama Cannabidiol, CBD. El THC no calma las convulsiones, sirve para calmar el dolor, las náuseas, los vómitos, que estos niños no tienen. El objetivo principal es administrarles CBD a los niños, pero estas plantas son carísimas, porque toda la producción, prácticamente, está orientada al uso recreativo.
Los clubes cannabicos también proponen una alternativa ¿cuál es su opinión sobre ellos?
—Si uno revisa información sobre los clubes, usualmente son de usuarios recreativos, la mayoría de los que existen en el mundo son de esos. Entonces el modelo es: ‘yo me voy juntar para hacer solo medicinal’, pero la mayoría de la gente en este país no lo usa para uso medicinal. En Colombia, el Estado ha decidido no preocuparse del tema, ha sacado un dispositivo legal mediante el cual autoriza a las personas que se registren como usuarios, médicos o pacientes, a que tengan 8 plantas en la casa. Eso pasa en Colombia. Ellos tienen un modelo en el cual el Estado ha dejado de estar presente. ¿Quién los regula, quién va a supervisar? En Chile también han autorizado a tener 5 plantas en casa. Autorizaron los clubes, pero hay un montón de problemas legales adicionales: ¿Cómo salvaguardar para que sea de uso medicinal y no recreativo? Porque el uso recreativo no lo quiere nadie, salvo el que consume. El 92% de las personas están en contra de que se libere marihuana para uso recreativo, según la encuesta de El Comercio.
¿El uso médico de la marihuana llama al recreativo?
—Depende de cómo la legalizas. Si es como lo haces en Argentina, yo creo que no. Allá el Estado asume el control de la sustancia, decide en qué área se pone, qué plantas se van a cultivar, produce el extracto y el Ministerio de Salud lo distribuye gratis. Pero si no es así, lo que estamos haciendo es abrir las puertas [a las drogas], sin duda. Yo creo que todo los que hacemos es prevención y los congresistas tenemos el temor de que aumente el uso recreativo y haya más adictos. Porque la adicción instalada es muy difícil de tratar y el consumo de drogas se comporta como una enfermedad epidémica, uno contagia al otro. Y cuando esto ocurre en la adolescencia es muy malo, y eso no quisiéramos.
¿Usted cree que es lógico aspirar, a estas alturas, a un mundo sin drogas?
—En todas las épocas las personas siguen sus usos y costumbres. Cada sociedad tiene sus elementos de distracción. Yo lo veo desde otro lado. Quienes no tienen autorización para consumir son los jóvenes y los niños. Para los mayores la ley es muy clara, no está prohibido consumir y allí no hay mucho que discutir. Si ese niño llega a mayoría de edad y consume lo que quiera, no tenemos ninguna razón para decirle que no lo haga, pero también es cierto que él se va a hacer responsable de los daños de su salud. Nuestro país considera que quien consume es un paciente, es un enfermo, y que requiere tratamiento, requiere apoyo. Y por supuesto que como médico no lo vamos a abandonar.
¿Será finalmente legal el uso medicinal de marihuana en el Perú?
—Según lo que ya ha avanzado el gobierno como propuesta, yo creo que sí. Algunos derivados van a poder ingresar, también extractos de plantas. Lo que nadie sabe en el mundo es qué va a pasar con ese tratamiento después, qué efecto secundarios o dañinos van a aparecer más tarde, eso nadie lo sabe. Nosotros pensamos que este producto (el aceite de marihuana) va a necesitar ir subiendo en las dosis paulatinamente en el tiempo. Comienzan con una gotita, después de tres meses suben a 2, 3 o hasta 4. Conozco casos de personas que les dan a sus hijos hasta 10 gotitas al día, porque el cuerpo se lo está comiendo más rápido, igualito que con cualquier otro medicamento.
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