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En el 2016 desaparecieron 2,551 personas y solo se halló al 23%

Defensoría del Pueblo advierte que, aunque mejoró el registro de casos, la Policía no tiene un protocolo para investigar las denuncias.

Víctimas. La mayoría de personas desaparecidas son mujeres y menores de edad, que se esfumaron sin dejar un solo rastro. (USI)
Víctimas. La mayoría de personas desaparecidas son mujeres y menores de edad, que se esfumaron sin dejar un solo rastro. (USI)
Mariella Sausa

Mariella Sausa

Fue hallada tres días después de que su familia denunciara su desaparición ante la Policía. La adolescente de 16 años, Jorka Otoya Tupayachi, salió el 23 de diciembre de su domicilio, en Miraflores, para vender tejas en Pueblo Libre y fue hallada tres días después deambulando por San Miguel.

La menor estaba en perfecto estado de salud. Ni la Policía ni su familia supieron más detalles sobre dónde estuvo en esos días. “Lo importante es que apareció con vida”, indicaron.

El caso de Eloisa Chunga es diferente. Tiene 19 años y desapareció el 17 de diciembre en Puente Piedra. Su padre, Nilton Chunga, refirió que la última vez que vieron a la joven iba a hacer unos pagos; sin embargo, ese día no llegó a dormir.
Al día siguiente llamó por teléfono para decir que estaba bien, pero la llamada se cortó de forma extraña. Después de eso no se supo más de ella.

Solsiret Rodríguez Aybar es una joven madre que también está desaparecida. Salió de su casa en el Callao el 22 de agosto pasado sin dejar rastro. Bryan Villanueva Castillo, pareja de la joven, aseguró que Solsiret abandonó el hogar. Sin embargo, es extraño porque la joven no se llevó ninguna de sus pertenencias y dejó a sus dos hijos de 2 y 4 años.


DENUNCIAS AUMENTAN

Estos tres casos forman parte de las 2,551 desapariciones reportadas durante el 2016 en el Registro Nacional de Información de Personas Desaparecidas. Durante el último año estas denuncias aumentaron en casi 30%, pues en 2015 se reportaron solo 1,947 desapariciones, mientras que en el año 2014 fueron 1,470.

Imelda Tumialán, jefa del Programa de Derechos en Dependencias Policiales de la Defensoría del Pueblo, señaló que el aumento de las cifras se debe en parte al mejoramiento del registro de denuncias en las comisarías, pues a partir de la Ley 29685, conocida como ‘Ley Brunito’, se incorporó un ícono en el sistema informático de la Policía para que se registre este tipo de denuncias.

“Los casos se denunciaban antes como fuga o instigación a la fuga, pero no como desaparición. Aunque todavía hay subregistro y hay casos que no se denuncian, el reporte ha mejorado mucho”, sostuvo.

Tumialán indicó que lo que más preocupa es que persisten los problemas en la resolución de casos, pues las estadísticas indican que el 77% de denuncias quedan sin resolver. En muchos casos esto se debería a que los familiares no comunican la aparición de la persona desaparecida, pero en la mayoría de casos las investigaciones quedan inconclusas porque la Policía no hace un adecuado seguimiento a las denuncias, ya que no cuenta con un protocolo de atención.

“Hemos exhortado a la División de Personas Desaparecidas de la Policía a que implemente un protocolo de atención para que las investigaciones sean más afectivas y se aceleren. Las primeras horas de ocurrido el hecho son importantes porque ayudan mucho a la ubicación de las personas, pero en muchos casos la Policía no actúa de manera inmediata ni con un procedimiento uniforme”, manifestó.

Tumialán dijo que, aunque la Policía recepciona la denuncia, emite la nota de alerta y comunica el hecho a control de fronteras y carreteras, así como a seguridad aeroportuaria y otras dependencias, no se hace una investigación eficaz.

“En Lima, los casos son vistos por la División de Búsqueda de Personas Desaparecidas, pero en provincias la situación es diferente. Un caso puede pasar a la División de Delitos, pero allí no hay una competencia real para investigar esos casos. Hay comisarías que investigan muy bien los hechos, pero otras que dependen mucho de la buena disposición que tenga la persona que recibe la denuncia”, indicó.

MÁS MUJERES Y MENORES

Según las estadísticas, la mayoría de casos de personas desaparecidas corresponde a mujeres (59%) entre los 15 y 20 años (32%). Germán Guajardo, director de la Fundación ANAR –que ayuda a niños y adolescentes en riesgo– refirió que, según los reportes que recibe esa institución, el 89% de casos de menores desaparecidos son fugas del hogar que a su vez están vinculadas con violencia familiar, relaciones sentimentales no consentidas o bajo rendimiento escolar.

“La mayoría de las personas que se fugó, según nuestro registro, son adolescentes que tienen problemas con sus padres. Aunque en algunos casos hay conductas de fuga por consumo de juegos o abuso sexual, en la mayoría de casos son jóvenes que provienen de hogares con relaciones autoritarias que no encuentran espacios de comunicación y buscan una salida”, manifestó.

VINCULACIÓN CON LA TRATA

Luis Enrique Aguilar, subdirector de CHS Alternativo, señaló que la desaparición de personas es considerada además la antesala de la trata, porque muchos casos que se reportaron como desapariciones finalmente terminaron con víctimas de esa problemática. “Aunque no tenemos un registro oficial de ese tipo de situaciones hay una tendencia y una correlación de casos que se puede constatar”, sostuvo.

En ese sentido, refirió que un estudio publicado por CHS Alternativo sobre Rutas de la Trata de Personas en el Perú reveló que entre diciembre y marzo, precisamente los meses de vacaciones escolares, los adolescentes se encuentran más vulnerables a caer en las redes de los tratantes.

“Esto se debe, en gran medida, a que diciembre suele ser el mes en el que los jóvenes salen de sus casas para buscar trabajo a fin de financiar sus libros, útiles e incluso la matrícula escolar. Esta necesidad de conseguir recursos confabula con la oferta de trabajo en sectores productivos informales, muchos de los cuales son fachadas para captar a menores a la trata de personas”, anotó.

No obstante, Aguilar refirió que también hay un grueso número de casos de desapariciones muy relacionadas con casos de explotación de niños y adolescentes, que no necesariamente involucran la trata de personas. “En ciertos casos hay jóvenes que solo desaparecen un fin de semana o periodos esporádicos, y los padres pueden estar alertas de que hay una situación de explotación cuando la víctima tiene acceso a bienes que no podría adquirir, como celulares o ropa nueva”, dijo.

Aguilar lamentó que, aunque el Perú es uno de los países con más incidencia de casos de personas desaparecidas en el mundo, las denuncias siguen siendo tratadas como situaciones aisladas y concretas, y se hace muy poca investigación al respecto. Ante esta situación, sostuvo que es necesario que el Estado pase del registro de casos a la indagación y asuma la responsabilidad de investigar cada denuncia. En ese contexto, sostuvo que una buena medida podría ser la creación de un cuerpo especializado en la Policía para enfrentar el delito, tal como se hace en la trata.

DATOS

  • La Ley Nº 29685 establece que la Policía debe recibir y tramitar la denuncia de desaparición en forma inmediata, sin esperar 48 horas de la desaparición.
  • También dispone la obligación de la Policía de remitir una nota de alerta con datos y fotografías de la persona desaparecida.
  • Además, establece medidas especiales para los niños, adultos mayores y personas con discapacidad.

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