La prostitución es una actividad ilícita en muchos países del mundo, sin embargo, en la calle existen muchos hombres dispuestos a pagar por sexo, fácil, inseguro, rápido y sin compromiso, lo que ha llevado a los investigadores a preguntarse ¿qué siente un hombre al comprar sexo? *¿Cómo es este tipo de persona? *
La respuesta la tiene un estudio publicado por la revista especializada Journal of Interpersonal Violence. La investigación se realizó en Boston, Estados Unidos. La muestra: 101 hombres que aceptaron haber pagado por sexo en algún momento de su vida, y 101 que jamás lo hicieron.
Los resultados señalaron que los hombres que compran sexo sienten menos empatía por las mujeres que se dedican a la prostitución. Incluso, tienden a cometer violaciones y otros abusos sexuales.
Las perspectivas y características de los compradores de sexo son similares a las de los hombres que han ejercido algún tipo de violencia, conocidos como: hombres sexualmente coercitivos.
Neil Malamuth, profesora de Comunicación y Psicología que fue parte del estudio, explicó que ambos grupos “muestran una preferencia por el sexo impersonal, miedo al rechazo por parte de las mujeres, historial en actos sexuales agresivos y una autoidentificación masculina hostil. Los individuos que compran sexo, en promedio, sienten menos empatía por las mujeres que se dedican a la prostitución y las perciben, intrínsecamente, diferentes de otras mujeres”.
Melissa Farley, autora del estudio y directora ejecutiva de Prostitution Research and Education, una organización sin fines de lucro con sede en San Francisco, espera que esta investigación ayude a desmitificar que los compradores sexuales “son simplemente sujetos simpáticos sexualmente frustrados”.
“Con los niveles significativos de actitudes sexualmente agresivas mostradas por los compradores de sexo, una política legal más progresiva sería como la observada en Suecia y Noruega, donde la prostitución se entiende como un crimen de rapto contra las mujeres económicamente y étnicamente marginadas. El modelo nórdico detiene a los compradores de sexo, pero despenaliza a los que se dedican a la prostitución y les proporciona servicios de salida”, explicó la especialista Melissa Farley.
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— Diario Perú21 (@peru21noticias) 9 de mayo de 2017
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