Más de 15 años después de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado del planeta, científicos de Nueva Zelanda han creado genéticamente a la vaca Daisy con la esperanza de producir la primera leche a prueba de alergias.
Daisy, de 20 meses, engendrada en los laboratorios de la estatal AgResearch, es la esperanza para ese 2% o 3% de los bebés que en su primer año de vida no tolera la leche, según el estudio que será publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
“Hemos tenido éxito en reducir enormemente la cantidad de Beta-lactoglobulina (BLG), una de las proteínas de la leche que no está presente en la leche humana y que puede causar reacciones alérgicas”, explicó Stefan Wagner, uno de los científicos.
Además, el producto del mencionado mamífero contiene una gran cantidad de caseínas, otras proteínas que están presentes en la leche vacuna, lo que la convierte en más nutritiva que la producida por el vacuno común.
Los laboratorios aún analizan la leche de Daisy para corroborar sus características hipoalérgenicas y habrán de pasar muchos años antes de llegar a la producción industrial y la comercialización de este producto en Nueva Zelanda, un país conocido por su estricta regulación en seguridad alimenticia.
Por eso, no todos ven con buenos ojos al animal probeta que nació sin cola y al proyecto de la leche antialérgica, considerado por Steffan Browning, legislador del Partido Verde neozelandés, como un peligro a la gran reputación que tiene su país como productor de alimentos naturales y seguros.
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