La fascinación y la preocupación toman por asalto la mente de Orlando Macedo, director del Área de Vulcanología del Instituto Geofísico del Perú (IGP). Como científico, sabe que una erupción es una gran oportunidad para estudiar los misterios de un volcán. Como ciudadano, sin embargo, sabe que no será un evento grato.
GIGANTE EN REPOSO
“El Misti está activo y se ubica a solo 12 kilómetros de Arequipa, una ciudad con casi un millón de habitantes. Además, el volcán está próximo a la represa Aguada Blanca y la hidroeléctrica Charcani V. Sin agua y sin electricidad, sumadas al pánico que se generaría al ver explosiones en primera fila, no es difícil imaginar el impacto de una erupción”, precisa Macedo.
Es por ello que el Misti es el volcán más vigilado del Perú. El IGP cuenta con ocho estaciones que registran, todo el día, las vibraciones que se producen dentro del volcán y, luego, envían los datos a la sede del IGP, ubicado a 20 kilómetros. El monitoreo se hace en tiempo real.
La idea es prevenir. ¿Pero se sabe cuándo ocurrirá una erupción? “Estamos en capacidad de predecir una erupción con varios días de anticipación. Así, podremos avisar a las autoridades pertinentes para que tomen las medidas del caso”, afirma Macedo.
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