La piel tiene grandes enemigos. Uno de ellos es el estrés. Hay personas que, ante situaciones muy estresantes, experimentan males como urticaria, rosácea o acné. En casos más serios, es posible que se presente el herpes zóster, un mal que provoca erupciones y síntomas neurológicos.
Otro enemigo es el verano. Salpullido, quemaduras por rayos solares y otras patologías están a la orden del día. Además, los rayos solares aceleran el envejecimiento prematuro de la piel. ¿Qué hacer para evitar estos problemas? Lo primero: evitar el estrés.
Suena fácil decirlo, pero lo cierto es que requiere esfuerzo. Aliméntese bien, haga ejercicio y encuentre actividades que le permitan reducir al máximo esa carga. Asimismo, use bloqueador, evite exponerse a la radiación solar y tenga cuidado con la acumulación de sudor.
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