El misterio de la extinción de los dinosaurios pareció haberse resuelto cuando la comunidad científica declaró que el impacto de un gran asteroide de 10 kilómetros de ancho fue el responsable de su extinción sobre la faz de la Tierra.
De hecho, esto sí sucedió. Los rastros de este gran impacto se encuentran en la Península de Yucatán, en México. La fuerza con la cual chocó el cuerpo celeste fue de casi mil millones de bombas atómicas. No obstante, esta no sería la razón verdadera por la cual los tiranosaurios, pterodáctilos y otras especies encontraron la muerte.
Entonces, ¿cuál es?
Esta suposición nació a partir de la siguiente interrogante: ¿por qué algunos descendientes de los dinosaurios —como los cocodrilos y caimanes— no se extinguieron y siguen viviendo en la actualidad? La respuesta podría haberla encontrado un grupo de paleontólogos y la divulgaron en un estudio publicado en la revista _Scintific Reports.
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De acuerdo con ellos, el choque entre el asteroide y la superficie de nuestro planeta en la zona indicada, provocó que 1.5 millones de toneladas de hollín se dispararan hacia la atmósfera, provocando que esta se cubriera en su totalidad y no dejara ingresar los rayos solares. Por ello, el planeta se enfrió y este cambio climático afectó críticamente a los jurásicos.
¿Qué pasó después?
Esta hipótesis tendría sentido ya que en el subsuelo de la Península de Yucatán se hallan bastantes reservorios de petróleo y minerales. Además, las lluvias ácidas de ácido sulfúrico y la emanación de gases de invernadero contribuyeron en la desaparición de los dinosaurios.
Entonces, el ecuador terrestre —cercano a la devastadora colisión— resultó ser la más afectada. Sin embargo, no en todas las regiones de esta línea, que parte al planeta en dos hemisferios, las consecuencias fueron las mismas.
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En algunos lugares, este fenómeno meteorológico global no fue tan drástico, ocasionando que las especies que habitaban ahí —como los cocodrilos y caimanes— pudieran sobrevivir.
¿Por qué los cocodrilos y caimanes sí sobrevivieron?
“Este cambio no ocasionó mucho frío en ciertas zonas del ecuador terrestre y no hubo un colapso total en la fotosíntesis”, comentó para Buzzfeed, el Dr. Paul Barret, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres.
Kunio Kaiho, paleontólogo en la Universidad de Tohoku en Japón y autor principal de este nuevo estudio, afirmó que la supervivencia de estos reptiles se debe también a que estos vivían en ríos de agua dulce y su alimentación se basó en plantas que crecían por debajo de estos afluentes.
“Los dinosaurios herbívoros que vivían en la superficie comían de la vegetación restante, lo que al final provocó que estas plantas desaparecieran y estos ya no pudieran comer más”, dijo Kaiho.
“Es como el pastoreo excesivo que conduce a la desertificación total en la actualidad”, agregó.
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