El aprendizaje no solo ocurre cuando uno estudia para un examen. Es, en realidad, un proceso constante. Para ser un buen estudiante hay que esforzarse todos los días.
En tal sentido, un estudio de la Universidad de Emory (Estados Unidos) demostró que el hábito de leer potencia las funciones cerebrales. Lo ideal es buscar libros didácticos, desafiantes, emocionantes. La lectura es la gimnasia del intelecto.
Por otro lado, el juego es una manera agradable y fácil de ejercitar el cerebro. Además de los juegos clásicos, como el crucigrama o el sudoku, hoy contamos con la tecnología como aliada. Aplicaciones para celulares y tablets están orientadas al fortalecimiento de la memoria.
Continuando con esta línea, un desafío a corto plazo es el siguiente: aprender algo nuevo cada día. Una palabra nueva en el diccionario, por ejemplo, un cuento breve de un autor que no conocía, un artículo en Internet sobre un tema novedoso para usted.
Finalmente, busque un plan de mediano o largo plazo. Matricularse en un curso o taller, no necesariamente académico, es importante para el bienestar neuronal. La idea es estar inmerso en una actividad novedosa que demande estar atento.
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