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Rolando Arellano: “Hay un divorcio entre el pueblo y el Estado”

DEUDA PENDIENTE. Experto sostiene que hay una desazón en los electores porque “no les creen a los gobiernos”. Advierte que la política está sobredimensionada.

Rolando Arellano, presidente de Arellano Marketing. (Perú21)
Rolando Arellano, presidente de Arellano Marketing. (Perú21)

El elector de hoy y sus expectativas a futuro son puestos bajo la lupa del experto en marketing Rolando Arellano, quien nos comenta la coyuntura que se vive en el país.

Así como usted ha definido en sus estudios de marketing a sectores sociales que van desde los sofisticados hasta los conservadores, ¿podemos encontrar algo parecido entre los votantes?
A partir de la segmentación que nosotros manejamos, podemos pensar en el tipo de votantes. Del sofisticado (el yupi) podemos decir, de manera general, que vota bien por la derecha, con algún tipo de preferencia de izquierda en el caso específico de los llamados ‘caviares’. Es un voto informado, que tiene una tendencia más bien tradicional.

¿Lo que privilegian es la economía?
El elemento fundamental para ellos es el desarrollo económico. También representan un voto crítico. Buscan un gobierno que cumpla con las normas. Son cerca de 7%. No son muchos. Sin embargo, hacen ruido, tienen influencia en los medios y están presentes en las redes. En el otro extremo tenemos a los ‘resignados’, adaptados a la situación que viven; son los pobres, que también son un 7%. Buscan un gobierno más paternalista, que les dé cosas tipo Pensión 65. Culpan al gobierno de todo, del alza del precio del pollo, etc. Entre estos dos extremos tienes al sector mayoritario. Entre las mujeres está la ‘conservadora’, el ama de casa tradicional, la que está en su casa y su preocupación fundamental es el cuidado de los hijos. Están disminuyendo numéricamente; pueden ser de clase alta o baja, no hay diferencia. Su preocupación es el orden, la seguridad. También buscan un gobierno, de alguna manera, paternalista, que les dé seguridad. Son aproximadamente el 18%.

Están también las que trabajan…
Claro. La mujer ‘moderna’ también es mamá, pero trabaja fuera. No depende del marido económicamente. Es la gran revolución de la época, hay un crecimiento de la mujer empoderada frente a la conservadora. Tiene un pensamiento más crítico. Lo que más busca es trabajo y oportunidades. No está pidiendo que le den, sino que la dejen hacer. No espera un Estado paternalista ni una mano dura. Sus opciones están divididas para un lado y otro. Representan alrededor de un 27%.

¿Y entre los hombres?
Tienes dos grandes grupos. El ‘progresista’, que es despreocupado en términos sociales. Le interesa cómo va su negocio. Puede ser empresario grande o pequeño, de quiosco o puesto del mercado. El típico “cholo con plata”, como se ha dicho. Son cerca del 22%. No le interesa la política. La ha venido haciendo solo, no necesitó del Gobierno para avanzar, más bien ha sido un problema. Está ocupado en su trabajo, y en su historia la política no le dio nada…

¿Es el informal neto?
Una gran cantidad lo es. El otro grupo es el ‘formal’. Se trata de personas que tienen un empleo y son más conscientes de su estatus social. No venderán tamales después de la oficina por lo que dirá la gente, su grupo. Es más consciente de la necesidad de un orden social. Es el más activo, llama a los medios, escribe a los periódicos, sale, grita. También están divididos, pero mueven las dos posiciones. Representan un 21%. Pero están creciendo, debido a que en los últimos años el empleo mejoró, el crecimiento del 8% lo encuadró. La formalidad está fortaleciéndose.

¿Qué entiende el ciudadano promedio por política?
De manera general, vemos que la política está sobredimensionada por los grupos que acceden a los medios. Pero a dos tercios de la población la política no les interesa. Un dato: ¿Cuánto ráting han tenido los debates presidenciales? No llegan al 40% de la población. Están en 33%, aproximadamente. Mientras que una serie como Al fondo al sitio tiene 28 puntos de ráting todos los días. Con el flash electoral lo mismo, no llega al 40%.

¿Entre los votantes prima lo emotivo, el hígado o la razón?
Prima la obligación de votar. Si el voto fuera voluntario, muchísimos no votarían. Se va con resignación. La mayoría vota con la emotividad. También está el recuerdo o el anti-recuerdo de gobiernos anteriores.

¿Hay temor en el voto?
No esta vez. En la elección del 2011 sí lo hubo. Ahora es distinto. Las dos posiciones son parecidas, pero tienen distinta emotividad.

¿Qué aspira, qué busca el votante en esta elección?
Es parecido al 2011, lo primero que busca es tener seguridad ciudadana. Tienen algo que proteger, resultado del crecimiento de los últimos años. Antes se votaba por trabajo, por un bajo precio de los alimentos. En el 2006 era anti-Chávez, no se quería un cambio brusco. En el fondo, en el 2011 Humala ganó porque representaba la seguridad, era el militar que nos daría seguridad. Gran fiasco. Cinco años después, tienes la misma inseguridad y agravada. La seguridad es el elemento fundamental en esta elección. El razonamiento es, más o menos, este: “Ya que tengo que elegir, ojalá que este o el otro candidato me dé seguridad”. Hay un divorcio entre el pueblo y el Estado. No les creen a los gobiernos.

Así como la seguridad es un elemento transversal entre los votantes, ¿la informalidad también lo es?
Sí, pero la seguridad la viven y sienten todos. La informalidad es un tema intelectual, ha sido planteada por primera vez en la discusión. Para la gran mayoría, la informalidad no es un problema. Es un 70%. No es que digan “qué daño me hace no pagar impuestos” o “que funcione sin licencia”. En un lado se propone eliminar la informalidad tributaria, y en el otro se plantean las propuestas de Hernando de Soto con formalidad de la propiedad. No es un tema que llegue al corazón de la gente. Se ha puesto artificialmente en la discusión política. Esto no quiere decir que no sea importante. Todos hablan de la informalidad, pero nadie la define. Es un monstruo con muchas cabezas. Una es el tema tributario, otra es el de propiedad y otra es el laboral, derechos para los trabajadores. Este último es el más importante para la gente, para los trabajadores informales. El de los impuestos no tanto. Si no pago impuestos ahora, ¿por qué me importaría una reducción? No está conectado con la gente.

En esta campaña ha primado el odio político…
Ha habido menos odio que en la del 2011, sin ninguna duda. La desconexión del Estado con la gente es tanta que en las últimas elecciones se ha preferido a un outsider o al no conocido que al político conocido. Alberto Fujimori no era conocido, lo prefirieron a otro outsider como Vargas Llosa que nunca había gobernado. Igual con Toledo frente a Fujimori; en el de Humala contra Keiko Fujimori, no se le conocía casi. El único caso donde gana un político conocido es el triunfo de Alan García frente a Humala. En esta elección conocemos a los dos, ninguno dará una sorpresa. Sabemos quiénes son.

¿Al votante lo conmueve el asunto del narcotráfico, que ha salido al final de la campaña?
A la gente le importan las drogas en la medida en que eso signifique inseguridad o porque sus hijos puedan caer en ella. El tema macro del narcotráfico no está en la cabeza de la gente. No es un tema relevante que haya una denuncia de narco contra alguien. No digo que lo va a apoyar necesariamente, pero no es un asunto que tenga en su ‘chip’.

Si las propuestas están en la misma línea, ¿qué identifica a uno y otro candidato?
Los estilos. Uno es más puerta a puerta, el otro tiene una campaña más macro. Una es una maratón que empezó hace tiempo, la otra candidatura es carrera de medio fondo. Hay dos sexos en juego…

¿Hay rechazo a que pueda haber una presidenta?
No. Aunque no parezca, los hombres peruanos no son tan machistas como se piensa, son cada vez menos machistas. Además, las mujeres están mucho más empoderadas que antes. Hay más mujeres en las universidades que hombres. El voto de la mujer es muy importante en esta elección. Otro punto es que una es joven y el otro de edad avanzada. Pero eso no impide que los jóvenes se identifiquen con la persona mayor. El estilo de discurso también es bien diferente: uno es técnico, más académico, el otro es más práctico. Más allá del tema económico, la diferencia entre los candidatos es grande.

¿Qué otro aspecto ha cambiado con respecto a campañas anteriores?
La xenofobia ha desaparecido: no hay el cobrizo frente al blanco, ni el oriental. Ambos candidatos tienen pareja extranjera. Igual con los candidatos de la primera vuelta. Es un cambio importantísimo, en esta elección se aceptan otras nacionalidades.

¿Y los jóvenes?
Por primera vez son mayoritarios. Son jóvenes que no vivieron el terrorismo, el fujishock. Tienen ideales distintos, son capaces de luchar por la igualdad de oportunidades y protestan por la ‘ley Pulpín’. Otro tema importante en esta elección es la participación de las redes sociales. En la campaña anterior estuvieron limitadas a los que tenían acceso a estas, los grupos con mayores ingresos. Actualmente, el 80% de jóvenes entre los 18 y 25 años está en las redes sociales.

Y citadinos…
Sí, pero citadinos son el 80% de la población. En las redes no hay diferencias sociales. En Facebook no hay nivel A, B, C, D, E. Las redes les permiten expresarse; de alguna manera, reemplazarían al partido. Con la ventaja del anonimato, es una forma de participar en política sin riesgo.

¿La ideología está presente en esta elección?
Esta elección muestra que no hay izquierdas ni derechas. La mayoría son propietarios. Si alguien propone repartir la propiedad, como lo planteaba la izquierda, nadie le va a hacer caso. La izquierda del Frente Amplio está con la ecología principalmente; el peso fundamental ha sido el tema minero ambiental.

¿Le importa a la gente que el que viene será el cuarto gobierno democrático seguido en el Perú, cosa que no ocurrió antes?
Creo que la gente aprecia el resultado, no hace la relación con que tendremos el cuarto gobierno democrático sin interrupciones. Me parece que en estas elecciones han influido los ejemplos de Venezuela y de Argentina, el fracaso del populismo. No olvides que para dos tercios de la población, la política no es algo que le interese enormemente.

¿Que un partido tenga 73 congresistas es algo que inquieta a los ciudadanos?
No mayormente. No creo que la gente se haya puesto a pensar masivamente en esto.

DATOS

  • Rolando Arellano Cueva es experto en marketing para países en desarrollo. Doctor en Administración de Empresas por la Universidad de Grenoble, Francia, magíster en Administración de ESAN y psicólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

  • Es presidente de Arellano Marketing Investigación y Consultoría, empresa con la que realizó los primeros estudios sobre estilos de vida en Latinoamérica.
  • Ha escrito diez libros que se han editado en países como Canadá, México, España y Perú. Enseña en varias universidades.

Por: Mariella Balbi (Periodista)


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