El expresidente de la Sala Penal Antiterrorista Marcos Ibazeta dijo que “ya era tiempo” que salgan a la luz las cartas que remitió Abimael Guzmán a distintas figuras políticas durante el gobierno del presidente Valentín Paniagua, que derivaron después en una serie de beneficios penitenciarios que incluyeron a los miembros de la cúpula terrorista de Sendero Luminoso y el MRTA.
Según relató Ibazeta, estas cartas explican el inicio de las reuniones entre Javier Ciurlizza (exasesor del exministro de Justicia Diego García Sayán) y Abimael Guzmán, negociaciones que en ese entonces no se sabía bajo autorización de quién se iniciaron y en las que –según contó– la cúpula genocida no hizo ni una sola concesión al Estado.
“Ya era tiempo que salga a luz la causa de estas negociaciones que nunca las entendimos (…) La cúpula de Sendero Luminoso y el MRTA no ofrecían absolutamente nada. Pedían que se investigue los crímenes cometidos por algunos aparatos del Estado. Ciurlizza ofrecía la conformación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), se discutían los nombres de los posibles integrantes de la CVR, había exceso de familiaridad. Eso se conversó con Abimael Guzmán, ahí están las transcripciones de Ciurlizza, las he vuelto a leer, y no hay ni una sola concesión de los terroristas, todo es concesión del Estado”, dijo en la Hora N.
“Yo esperaba al menos que ellos reconocieran que habían actuado mal, que se arrepentían y que renunciaban a la aplicación de su ideología y que se aliaban con el Estado para reprimir a todos aquellos (que seguían) alzados en armas. Entonces (el diálogo) sí se justificaba, con alguien que se rinde incondicionalmente a una negociación”, agregó.
DE LA FLEXIBILIZACIÓN A LA ESTRUCTURA
Para Ibazeta, el fatal efecto del DS-003 –firmado en 2001 por Valentín Paniagua y Diego García Sayán–, que flexibilizó los regímenes carcelarios de los terroristas, se puede ver ahora, ya que ocasionó que vuelvan a armar su estructura y se infiltren en distintos gremios sociales, tal como vemos hoy en día.
“Había un régimen que separaba a los delincuentes poco peligrosos, a los medianos y a los más peligrosos y había que dividirlos a todos para que no se crucen en el patio. Bueno, cuando se viene la flexibilización los juntan a todos, y ahí el radicalismo los vuelve a capturar y recomponen su estructura. A partir de ahí comienzan a actuar políticamente y cuando van saliendo siguen la línea de acción de infiltración en la base social y en los gremios. Tienen unos cuadros y una estructura perfectamente sólida y bien hecha”, explicó.
“Cuando salga Osmán Morote va a encontrar un aparato bien estructurado, no se levantarán en armas pero el Estado tiene ahí al lobo y tiene que esperar cómo actúa. Vamos a estar a la defensiva siempre”, finalizó.
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