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José Antonio García Belaunde: “No dudo que el Perú ha ganado con el fallo”

“El tema está zanjado, las coordenadas son un ejercicio técnico y punto; ahí no hay negociación posible. Este es un fallo internacional, no hay nada que arreglar”, sostiene.

José Antonio García Belaunde habló sobre el fallo de La Haya. (César Fajardo)
José Antonio García Belaunde habló sobre el fallo de La Haya. (César Fajardo)

PATRICIA QUISPE V. (pquispe@peru21.com)
Para el coagente peruano ante La Haya, José Antonio García Belaunde, el fallo de la corte supranacional pone fin al diferendo marítimo con Chile y también a su activa carrera diplomática, cuyos matices revelará en un libro que publicará en los próximos meses. Mientras, reseña a Perú21 algunos entretelones del difícil proceso.

¿Cómo se siente concluido el proceso ante La Haya?
Muy contento con el resultado, muy honrado de ser parte de ese equipo maravilloso que dedicó muchos años y con tanta mística a este trabajo. Y una cosa importante es que en todo este tiempo –entre enero de 2008 y diciembre de 2012, es decir entre la presentación de la demanda y la fase oral– la gente confió en nosotros pese a que estábamos obligados a guardar reserva.

¿Obtuvimos más de lo que se esperaba? ¿Nos hubiera ido mejor o peor si Chile aceptaba la negociación que el Perú le propuso en su momento?
Es muy difícil (saberlo) porque la negociación nunca se dio, ni nos sentamos siquiera a la mesa. Puedo decir que, en los términos en que Chile estaba dispuesto a negociar, nos ha ido mucho mejor.

El tecnicismo del fallo le impide comprender fácilmente al ciudadano común qué es lo el Perú ha ganado en términos prácticos…
Lo que ha ganado el Perú es incorporar a su dominio marítimo 50 mil kilómetros cuadrados en los cuales va a ejercer soberanía y jurisdicción. Hemos ganado 22 mil kilómetros que tenía Chile bajo su dominio, y 28 mil kilómetros que eran parte de dominio interno y eran, incluso, de difícil acceso.

¿El equipo peruano se ubicó en algún momento en este escenario?
El equipo peruano estaba convencido, al final de la fase oral, en diciembre de 2012, que Chile no había podido demostrar que había un acuerdo de límites, y que la Corte no iba a aceptar que la Declaración de Santiago lo era. El equipo pensaba que el paralelo se iba a quebrar, podía ser en la milla 12, en una mayor, pero el paralelo no iba hasta las 200 millas. A eso ayudó también tener un Tratado de Límites con Ecuador que, además, inscribimos juntos ante Naciones Unidas. Con Chile no había nada parecido a eso, por eso estuvimos tan convencidos.

El siguiente paso es fijar las coordenadas, ¿qué viene después?
Este es un fallo internacional, no hay nada que arreglar. Perú y Chile van a tener que hacer ajustes en la legislación interna para tener todo ordenado, pero el fallo hay que cumplirlo, y si hay leyes que van contra él se suspenden porque el fallo manda. El tema está zanjado, las coordenadas son un ejercicio técnico y punto, ahí no hay negociación posible. Simplemente hay que cotejar los números que tenemos. ¿Cuánto puede demorar? No lo sé.

Según una encuesta de Datum, el 58.5% de chilenos considera que el que ganó la demanda fue el Perú.
Bueno, yo no dudo que el Perú ha ganado. Un periodista chileno, después del fallo, se me acercó y me preguntó: “Y usted, ¿cómo considera esto, cómo una derrota o un fracaso? No le contesté. Simplemente me di cuenta que no había entendido nada, y si no entiende yo no le voy a explicar; que vaya a hacer su curso de comprensión de lectura (sonríe). La verdad es que es un fallo muy jurídico, difícil de seguir. Le digo el fallo sierra porque cuando uno creía que subía a un punto, bajaba a otro punto y luego volvía a subir. Allan Wagner decía que era una montaña rusa.

¿Cómo se ha sentido recibiendo el reconocimiento popular a su retorno al país?
Abruma, porque soy diplomático –como lo son Allan Wagner y Manuel Rodríguez Cuadros–. Claro, hemos sido cancilleres, pero básicamente hemos sido diplomáticos, y sentimos que hemos cumplido con nuestro deber porque así fuimos formados, y lo hicimos de la mejor manera que fuimos capaces de hacerlo. Nunca nos pusimos en la cabeza que por esto la gente nos aplaudiera y recibiera con aplausos, pero es muy grato y estamos muy halagados.

En el adelanto de sus memorias reconoce como una dificultad para el proceso que el Perú no se haya adherido a la Convención del Mar (Convemar). En esta coyuntura, ¿es necesario o conveniente ese trámite?
No es necesario, pero sí conveniente. Creo que un país como el Perú, que está inserto en la comunidad internacional, que es parte de todos los organismos internacionales importantes, que apuesta por la integración y que ha recurrido a la Corte de La Haya para asumir más claramente su compromiso con un orden internacional dotado de Derecho, no tiene sentido que no sea parte de la Convemar. No es necesario, pero es un sinsentido porque la Convemar ratificó la tesis peruana de las 200 millas.

Entre los opositores a esta adhesión en el anterior régimen estuvo el Partido Nacionalista que ahora es gobierno. ¿Usted espera que hayan cambiado de posición?
No lo sé, no he preguntado. Lo importante es que nosotros pudimos hacer la demanda pese a no ser parte de la Convemar, que fue utilizada por Chile para crear un ambiente de zozobra, haciendo creer que como el Perú no era miembro, entonces no podría aplicar el fallo de la Corte si le era desfavorable. Ese fue un debate larguísimo, pero llegamos a la conclusión que podíamos hacer un buen caso sin estar en la Convención del Mar.

¿Cómo nació la idea de escribir sus memorias?
Fui canciller cinco años y tuve responsabilidades importantes, como que los astros se alinearon. Tuvimos que tomar una decisión sobre Chile, al mismo tiempo tuvimos dos cumbres en Lima y negociamos y conseguimos el apoyo de la mayoría demócrata para el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Personalmente me involucré en sacar los mandatos de la Unión Europea para negociar el acuerdo comercial con Colombia, y negocié el acuerdo de límites con Ecuador. Entonces dije: “He hecho esto desde una perspectiva de diplomático y debo dejar testimonio de lo que fue esta gestión que tuvo momentos importantes”. Así empecé a escribir estas memorias…

Que no se circunscriben al tema de la demanda ante La Haya…
No. Lo que ha aparecido es la parte del capítulo dedicado a la relación Perú–Chile; no es toda la relación Perú–Chile. Llegué a la fase oral porque como esto era un adelanto sobre el tema lo añadí, pero no voy a ir más allá porque son mis memorias de ministro, y yo dejé de serlo antes del fallo. A lo que me he comprometido con el asesor jurídico de la Cancillería es a hacer un libro sobre el proceso mismo, más técnico, menos chismoso.

¿Cuándo empezó a escribir?
Hace como seis meses, tengo varios capítulos. Durante mi gestión ni siquiera tomaba apuntes, por eso me cuesta mucho, porque estoy usando la memoria. Creo que estarán completas a mediados de año.

Ud. habla ahí de halcones, de políticos de uno y otro partido y periodistas que se opusieron públicamente a la demanda. ¿Fue difícil enfrentarse a ellos?
La dificultad que tiene un no político que llega a un puesto político como el de ministro es que puede ser un hombre erudito, versadísimo en la materia de su ministerio, pero lo que nadie le ha enseñado nunca es cómo se relaciona con los políticos, parlamentarios y periodistas; es un aprendizaje muy complicado. Ya después de unos años, incluso, yo siempre les decía a los periodistas: “A uds. lo que les gusta son los ministros nuevos porque como son bisoños pisan todos los palitos que les ponen, por eso no les gustan los ministros viejos”. En mi caso yo tenía el problema de que no podía revelar a nadie mi estrategia.

¿Fue un error entonces confiar en Álvaro Vargas Llosa y explicarle el por qué de algunas medidas adoptadas por el Perú en 2007?
Pasemos esa página… Era difícil porque el tema de límites siempre es de mucha sensibilidad y hay mucha gente que quiere montarse sobre eso, no solo en el Perú, también en Chile…

Justamente muchos han criticado al expresidente Alan García por adelantarse al pronunciamiento del jefe de Estado sobre la sentencia.
(Sonríe) Obviamente no nos hemos olvidado que él tomó la decisión de presentar la demanda, pero sí olvidamos que no fue una decisión fácil de tomar. ¿Qué tal si hoy no estuviéramos celebrando los 50 mil kms.? ¿Qué tal si la Corte hubiera dicho que el del 52 sí fue un tratado de límites? ¿O que la Corte hubiera dicho lo que dijo Tomka en su voto? Que el Tratado de 1954 era de límites. Y si su opinión hubiera sido mayoría, ¿qué nos hubieran dicho? Lo que quiero decir es que sí era un riesgo y hubo que tomar muchas precauciones.

¿Al momento de escuchar el fallo fue difícil poner cara de póker y no demostrar emociones?
(Ríe) Supongo que sí. Nos habíamos hecho la idea de poner, no sé si cara de póker, pero había que estar serenos.

¿Qué anécdotas recuerda?
No soy bueno recordando anécdotas. Fue un proceso complejo porque era mucha gente que venía de muchos sitios: diplomáticos, marinos, historiadores, cartógrafos, geógrafos, hidrógrafos y juristas extranjeros. Lo más difícil fue ensamblarlos, hacer que todos pudieran trabajar juntos, y en eso tiene mucho mérito Allan Wagner. Lo más grato terminaba siendo el debate porque uno se enriquecía, eran grandes abogados y los aportes eran de mucho nivel. Había también que pasar por alto algunas cosas. Definitivamente, (Alain) Pellet, con todo lo simpático que podía ser, decía brusquedades. Él me dijo: “Oiga, usted va a perder”. Era brusco. Yo le contesté: “Sí, voy a perder, pero quiero perder con usted, ¿qué le parece?”.

Su último acto como miembro del equipo jurídico en la Cancillería fue muy emotivo.
De alguna forma no solo termina este caso tan emblemático para Allan Wagner y para mí. Este es el final de nuestras carreras; ahora sí me jubilo totalmente. Ya estaba jubilado, pero este último encargo que tenía ha terminado. Es bonito y emocionante pensar que la carrera de uno se termina con el fallo de La Haya, es una suerte, un privilegio.

¿Y si lo llaman para colaborar con este o con el próximo gobierno?
No hay que especular nunca, no me gusta. Tengo una actividad académica que no he descuidado, que voy a mantener, y también unas consultorías. Tengo actividad, pero no diplomática ni pública, es absolutamente privada. Todos cumplimos un ciclo; de repente estoy esperando un ciclo interesante. Ya uno ha hecho lo que tenía que hacer, que vengan otros a hacer cosas, es la ley de la vida.

TENGA EN CUENTA

- García Belaunde explicó que el fallo no establece plazos para su ejecución porque entra en vigencia a partir de su dación.

- Precisó que la decisión de fijar la nueva frontera marítima desde el punto de tierra hacia las 80 millas
se basa en antecedentes pesqueros.

- La llamada costa seca implica que hay una diferencia entre el fin de la frontera terrestre y el inicio de la frontera marítima, indicó.

FRASES

- “La diplomacia peruana en el exterior se ve muy bien, mejor de como la vemos los peruanos, que somos mezquinos y tenemos algunos estereotipos de los diplomáticos de cocteles y clichés de diplomáticos muy elegantes y frívolos”.

- “Javier Pérez de Cuéllar nos decía que un buen diplomático no es una persona muy inteligente sino muy bien informada, y nos obligaba a sus colaboradores a estar muy bien informados”.

- “Los diplomáticos tenemos mucho de periodistas, tenemos que estar con el oído parado para saber por dónde viene la mano”.

- “Cuando yo estaba en la ONU, en época de Asamblea General llegaban todos los ministros, y tenía que ir a cuatro cocteles en una noche. ¿Usted cree que es bueno ir a cuatro cocteles? Pero se trabajaba y se conversaba y se pasaba información”.

- “He sido muy afortunado. Tuve tres grandes maestros: Carlos García Bedoya, Javier Pérez de Cuéllar y Juan Miguel Bákula”.


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