El gobierno de Kuczynski designó al jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), Guillermo Fajardo, luego de más de un mes de iniciar el periodo presidencial. ¿Cuál cree que fue la razón?
La demora me parece cuestionable, pues causó mucha expectativa e inestabilidad en el sistema (de Inteligencia). A esto se sumó la multiplicidad de candidatos a ese cargo, lo cual es nocivo para la reinstitucionalización. Da la impresión de que la comisión de transferencia respectiva no tuvo la claridad para tomar una decisión.
¿Qué temas pendientes debe abordar la DINI?
El director de la DINI debe centrarse en tres puntos: mejorar la capacidad analítico-estratégica de los analistas de Inteligencia, potenciar la Escuela de Inteligencia Nacional y articular una buena relación con el Congreso, en especial con las comisiones de Inteligencia y de Defensa.
¿Guillermo Fajardo tiene el perfil profesional para cumplir con estos fines?
Considero que el único perfil que debe tener un jefe de Inteligencia es ser un hombre de confianza del presidente de la República y todo indica que así es. Y se debe indicar que los últimos tres directores de la DINI, desde el 2011, tienen un perfil muy parecido: personas que vienen de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional, con carreras muy cortas, pero con una trayectoria empresarial neta, específicamente en actividades extractivas.
¿La gestión de Humala cómo dejó a la DINI?
La gran falla del gobierno anterior fue que en cinco años nunca se aprobaron los planes de Inteligencia Nacional. Por eso, la DINI no podía ser fiscalizada por el Congreso. No convocaban al Consejo de Seguridad y Defensa Nacional.
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