16.JUN Domingo, 2024
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Opinión

Turquía ocupa el puesto 16 en el ránking de las economías mundiales más importantes y eso explica el interés del Perú en firmar un tratado de libre comercio con este país. En la última década multiplicó su ingreso por tres y, al 2014, el Producto Bruto Interno (PBI) por persona bordea los US$10,000. Por ello, el Fondo Monetario Internacional lo considera un país de ingreso medio alto.

Sin embargo, Turquía presenta aún un alto grado de informalidad y fuertes desigualdades de ingresos. La agricultura representa el 10% del PBI, la industria basada en el sector textil el 30% y el sector terciario el 60%.

Pese al bajo nivel de déficit presupuestario (1.9% del PBI), la economía de Turquía presenta signos de debilidad. Al 2014 la inflación se situó en 7.7%. Esto se explicó por la depreciación de la lira, que fue del 13% frente al euro. El déficit de cuenta corriente se incrementó a 7.4% del PBI debido a las salidas de flujos de capitales a países con menores niveles de riesgo, y a la elevada dependencia de energía, que explica el 25% de este saldo. Así, más del 58% del gas provenía de Rusia y el 19% de Irán.

Los desafíos del gobierno son muy grandes. En primer lugar, están los factores externos, como la crisis política siria, que bloquea la expansión del comercio exterior hacia Medio Oriente, y la crisis de la zona euro. En segundo lugar, se ubica la alta dependencia energética del país. Y, en tercer lugar, la compleja composición étnica de su población que incluye etnias con diferentes aspiraciones. En cuarto lugar, se encuentra la desigualdad de género. Pese a que la educación es obligatoria y gratuita para los jóvenes de 6 a 15 años, la tasa de alfabetización es 95.3% en hombres y solo 79.6% en mujeres.

Así las cosas, la evolución del país depende en gran medida de cómo se recupere la zona euro ya que esta representa casi el 50% de sus exportaciones y es, así mismo, su principal fuente de inversiones de capital. Preocupa igualmente la demora en las negociaciones iniciadas hace más de un década para que Turquía ingrese a la Unión Europea, debido a múltiples obstáculos, como la presencia de grupos kurdos en el interior y la necesidad de reformas estructurales.

Por ello, ahora centra sus esfuerzos en reforzar los vínculos políticos y económicos con los países de Oriente Medio y Asia Central.


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