Fritz Du Bois,La opinión del director
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Eso es lo que le ha pasado a Toledo, no sabemos si por descuidado o porque hay gato encerrado, pero el tema de la compra de propiedades a nombre de su suegra ha sido muy mal manejado.
En realidad, el expresidente se ha metido en una camisa de once varas al haber cambiado, en no menos de tres ocasiones, la historia acerca del origen de los fondos. Así, empezó con una supuesta compensación por el Holocausto para pasar por un cuantioso monto que su suegra habría heredado y de ahí terminar en una hipoteca que nunca se ha materializado o, en todo caso, nunca se ha registrado. Luego de su explicación, lo único que ha quedado claro –aparte del fallido intento de presentarse como alguien que ha sido ‘victimizado’– es que su ’amigo millonario’ lo ha avalado.
Más aun, esto último no sería tan malo si es correctamente transparentado; el exmandatario tiene todo el derecho de ser ayudado por sus allegados siempre que esos actos sean adecuadamente informados. Total, en un eventual gobierno de Toledo, con el aval que le ha otorgado, su amigo se ha marginado de hacer cualquier negocio o representación ante el Estado.
Por otro lado, en ningún momento ha siquiera intentado aclarar de quién son las propiedades tanto en Estados Unidos como en Israel, con las cuales también se le ha vinculado. Estas bien podrían estar a nombre de su esposa, hija, suegra o hasta de terceros. Lo importante es aclararlo y así evitar el desgaste de que la sospecha se siga arrastrando.
Al final de cuentas, le va a costar caro ante el electorado insistir con evasivas o ‘leguleyadas’ como decir que ‘a nombre de Alejandro Toledo solo hay dos casas’. Lo que no es serio proviniendo de un potencial candidato que quiere nuevamente dirigir a los peruanos.
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