Yvonne Frayssinet, Actriz.
Café en mano, Yvonne Frayssinet nos confiesa que el 2012 ha sido bueno: ha hecho televisión, teatro y pronto aparecerá en Píxeles de familia, nueva película nacional. Además, “me han pasado cosas un poco raras. Tengo experiencias místicas, sueño cosas… ¡y a estas alturas de mi vida!”. Sigamos oyéndola.
En tu relación, ¿Marcelo Oxenford, tu pareja, es el cuerdo, el racional, y tú eres la ida, la soñadora?
Marcelo es, además, muy intuitivo. Si dice “me tinka”, de hecho sucederá; es un brujo al que hay que hacerle caso (risas). En casa, él lleva las cuentas. Eso sí, yo pago mis cosas… aunque a veces me olvido. El otro día me cortaron el teléfono y yo estaba diciendo: “¡Qué tales desgraciados!”, pero la verdad es que no lo había pagado. En cambio, Marcelo es muy ordenadito, muy asertivo; yo disimulo (ríe).
Comparten casa, oficio y hasta en la ficción son pareja. ¿No es demasiado?
(Ríe). No. Me han preguntado si me aburre estar todo el día con él, pero, la verdad, si se va sin mí a algún lado, lo extraño. Marcelo me hace reír, me engríe, es mi compañero.
Llevas con él más de 20 años…
Pero nuestra relación está muy bien, es muy bonita, llena de momentos románticos; nos vamos de viaje, nos damos nuestras escapaditas. ¿Locuras por amor? Bueno, la decisión de mudarnos juntos nació de él: yo tenía que dejar un departamento y él tomó mis cosas y las llevó a su casa. “Hay que esperar”, le dije, pero no me hizo caso (ríe).
¿Qué tipo de madre eres?
Trato de ser la mejor. Trato de ser comprensiva, que mi hija entienda y, sobre la base de la experiencia y nuestros consejos, madure y se haga responsable. A pesar de que tiene ya 21 años, la siento como una adolescente, pues dicen que una persona madura recién a los 25 años.
Cuando le hicieron ese ampay con Jean Paul Santamaría, la expareja de Angie Jibaja, quien salió a defenderla fue Marcelo…
Yo habría hecho un incendio, podía haber empeorado las cosas. Por eso me pidieron que no diese declaraciones, que lo dejase todo en manos de Marcelo y nuestro abogado. Me aguanté, e imagino que, a la larga, eso fue bueno pues no queríamos más escándalos.
¿Cuál fue tu actitud con Lucía, tu hija?
Sabíamos que hay gente que hace dinero con este tipo de escándalos, y nos resultó muy claro que había sido preparado. Todo coincidía. Al principio le dije: “¿Cómo te pudiste meter con él?”. Pero ella me lo explicó, todo fue armado, y quienes lo hicieron vendieron el producto (el video) al mejor postor.
¿Qué tanto se vio afectada la carrera de tu hija por este escándalo?
Totalmente. Ella perdió varios trabajos, su imagen se vio afectada, tuvo que ‘borrarse’ algunos meses, mantener un perfil bajo. Sufrió mucho, la atacaron, le hicieron daño. Hay mucha violencia en la televisión. Prendo la tele y me deprimo porque todo es ataque, violencia. Y después nos jalamos los pelos y nos preguntamos por qué fulano mató a menganita. No nos rasguemos las vestiduras: hay un rebote continuo de violencia que va de la TV a los periódicos y de allí a todos los medios. En la televisión peruana casi no hay nada bueno, muy pocos son los que proponen cosas que valen la pena. Lucía ha sido víctima de la violencia que se produce hoy para generar rating, para ganar dinero.
¿Te agrada lo que ves en Al fondo hay sitio?
Por supuesto. Hasta los niños pueden ver la serie. Allí sí hacemos una buena televisión. Por eso me siento feliz, no sabes cómo nos agradece la gente en las calles; justamente nos dice: “Ustedes son como un oasis, un bálsamo en medio de tantos problemas”.
En la serie, tu personaje es racista y clasista…
Pero el mensaje de la serie es positivo. En el Perú existen personajes como el que encarno. La mayoría de señoras limeñas tradicionales son así. “¿Cómo dices que se apellida tu enamorada? ¿De dónde? ¿De qué rama? Uy, no, esa rama es de Puno, no es de Lima. Ay, es medio morenita, no te juntes con ella. ¿En qué colegio estudió?”. Frases así, prejuiciosas, las he escuchado toda mi vida. Felizmente, hoy nos estamos mezclando todos y, por eso, en este aspecto, el Perú de hoy me gusta más, pero no en la violencia.
Al fondo hay sitio termina el próximo año…
Bueno, yo solo sé que me matan el 14 de diciembre. Más no sé. Si quieren hacer una marcha pública para que yo regrese, háganla, por favor, que quiero seguir (risas).
Estarás en Píxeles de familia, nueva cinta nacional…
La dirige Gerardo Ruiz Miñán, un cineasta joven, talentoso, muy capaz. Mi personaje es muy tierno y, por ello, me sentí identificada. Es la encarnación de la soledad, pero no se siente derrotada. Me encanta el cine porque, para transmitir, uno solo tiene que sentir.
AUTOFICHA
- Tengo mi lado práctico. Pero, si tengo quién se encargue de las cosas prácticas, mejor se las dejo y le digo: “Ocúpate de algo, aunque sea mata las cucarachas, pues”.
- El 2012 ha sido bueno, he estado vigente, he crecido, he tenido trabajo, un trabajo que me gusta hacer. Amplié mis horizontes y experiencias.
- Estoy casada, pero no con Marcelo Oxenford. Pero ya sale mi divorcio (ríe). Es un papeleo muy difícil, lleno de notarios, jueces, cónsules, pero ya sale… paciencia (ríe).
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