Lucía de Althaus,Opina.21
www.parentalidad.pe
La sobreprotección es dejar que nuestra angustia y miedo –por que algo malo les pase– invada la vida de nuestros hijos, limitando así sus experiencias. Esta incapacidad de contener nuestra propia angustia se da con mayor frecuencia cuando nuestro hijo tiene alguna enfermedad o hándicap.
Una niña que nace prematura con complicaciones respiratorias no sale de su casa durante sus primeros dos años de vida, por temor a un contagio. El día de hoy, esta niña de 5 años no es capaz de quedarse sola ni en el colegio, llora ante cualquier experiencia nueva, multiplicando así la angustia de los padres, quienes lo resuelven regresándola a su casa, creándole una vida ficticia. Ellos creen que así la protegen, pero le están imposibilitando cualquier aprendizaje posible.
En circunstancias de enfermedad es complicado encontrar el equilibrio entre los cuidados necesarios y dejar que el niño se desarrolle. Quizás para lograrlo no hay que olvidar que lo que ellos necesitan es sentir que sí pueden, como sus demás compañeros, y que nuestras sobreprotecciones les van transmitiendo la certeza de que son incapaces y diferentes.
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