Si lo hacen todos, ¿por qué no yo?

Roberto Lerner,Espacio de crianza
espaciodecrianza.educared.pe

La mayor parte de las personas que integran un grupo se mantienen dentro de las normas del mismo. De las explícitas –las que figuran en reglas escritas–, como de aquellas que forman parte de la legalidad cotidiana aunque no figuren en un papel.

Recordar las convenciones de manera oportuna y razonable es algo que disminuye la tendencia a transgredirlas. No es necesario campañas vociferantes ni compromisos hechos ritualmente. Antes de ciertos actos, por ejemplo una licitación pública o un examen escolar, leer los Diez Mandamientos, poner espejos en una sala, disminuye las pequeñas trampas. O poner en el recibo de la luz cómo se sitúa nuestro consumo con respecto al de nuestros vecinos tiene impacto en nuestra moderación responsable.

También hay que ser cautos cuando publicitamos la frecuencia de ciertas conductas, por ejemplo el consumo de drogas. Cedro y Devida transmiten resultados de estudios poniendo énfasis en la ingesta de sustancias psicoactivas y manejando las cifras de manera poco rigurosa. Daría la impresión de que vivimos un estado de epidemia permanente. En muchos casos hablan de porcentajes de muestras muy pequeñas y sesgadas, por ejemplo, las personas que acuden a servicios de ayuda, extrapolándolas al conjunto.

Es muy irresponsable y desconoce todo lo que se sabe sobre los procesos de prevención: si los jóvenes son bombardeados por cifras que les hacen pensar que la mayoría de sus pares se droga, ¿por qué no lo van a hacer ellos también? Son muchos más los que no consumen, y es eso lo que se debe enfatizar, concentrando esfuerzos remediales en quienes están en peligro real, que son los menos.