22.NOV Viernes, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

El debate del dictamen del proyecto de la ley de unión civil de personas del mismo sexo nos ha mostrado el deplorable nivel democrático de nuestros parlamentarios. Una libertad tan importante como la de decidir con quién queremos unirnos y vivir en pareja ha sido vapuleada por nuestros legisladores, escudados en pretextos oscurantistas e intolerantes. Es trágico para el país que los proyectos de vida dependan de parlamentarios tan homofóbicos y tan ignorantes de los valores democráticos. Llama la atención el desparpajo con el que decían no a la unión civil porque, según ellos, están para representar a la mayoría. La principal lección que debe aprender un padre de la Patria es que nos representa a todos, desconocer esto es ignorancia. No pueden seguir escudándose en las mayorías para limitar la libertad. Como decía Ayn Rand, “los derechos no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a eliminar los derechos de una minoría”. Esta semana, desafortunadamente el conservadurismo ha predominado. Felizmente, no será la única lucha. Habrá que recordarles en la próxima que los homosexuales también tienen una familia, son hijos, hermanos, madres, parejas, y que ninguna razón conservadora puede ser más importante que el amor y la voluntad de dos adultos. Habrá que ser contundentes en que se está luchando hoy para que el hijo de nadie, ni siquiera de los congresistas, tenga que enfrentar en el futuro ese rancio e intolerante conservadurismo cuando decidan sus proyectos de vida.


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