Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Pregunto: ¿Podría ocurrir que luego de las elecciones en Estados Unidos, gane quien gane, estalle una crisis mucho más grave que la actual? Leyendo entre líneas podríamos colegir que el “sinceramiento” económico financiero está aguardando –a lógica solicitud del Gobierno de EE.UU.– que pasen las elecciones para quitarle a la realidad la careta triste, pero no desesperada, que hoy luce. Algunos observadores afirman que “gobiernos y grandes bancos están actuando como si anticiparan un colapso financiero inminente”. Otros se muestran esperanzados. Hace un par de meses se supo, no oficialmente, que el Gobierno de EE.UU. instruyó a cinco bancos para aplazar el colapso (dato de Reuters). Por otro lado, en los últimos 14 meses han renunciado cientos de ejecutivos bancarios, y no pocos agentes operativos, siempre bien informados, han estado vendiendo acciones. Otro dato es que EE.UU. estaría almacenando alimentos y municiones y que Obama habría firmado órdenes que corresponden a una situación de crisis social. No olvidemos que, en los últimos 40 años, la deuda en EE.UU. ha pasado de alrededor de 2 billones de dólares a casi 55 billones. Si estallara la burbuja de la deuda, la burbuja inmobiliaria sería recordada como un picnic campestre. Dice el economista Nouriel Roubini: “Los déficit fiscales son tan grandes que no se puede rescatar a los bancos. Por oposición política a hacerlo y porque los gobiernos están cercanos a la quiebra, ni siquiera pueden rescatarse a sí mismos”. Podría tratarse de una simple alarma, solo nos queda esperar.
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