22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Fernando Maestre,Opina.21
El consumo de alcohol en nuestro país tiene elevado rango, lo que hace que el alcohólico no solo tenga enfermedades del cuerpo –como cirrosis, la temible pancreatitis o incluso gastritis, hipertensión arterial, entre otras– sino también del campo emocional vinculadas con la pareja, hijos y trabajo. Así, la esposa del alcohólico vive con la idea de que, si no se trata al marido, el matrimonio habrá de terminarse. Las cosas mejoran significativamente cuando él acepta ayuda para no perder a su familia. Las quejas conyugales están basadas en cambios significativos del carácter del alcohólico. Uno de ellos es la creciente irresponsabilidad por su salud y el descuido de su familia, sin preocuparse del efecto que produce en los hijos o en la esposa. También habrá alteraciones en la sexualidad, como pérdida de deseo o disfunción eréctil. Igualmente, la esposa suele convertirse en codependiente y colaboradora: lo cuida, lo abriga cuando llega bebido, miente por él para protegerlo en el trabajo, lo que hace que se vuelva más irresponsable. La salvación del matrimonio estará en que él busque ayuda médica y salga de este mal pronto.


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