Lucía de Althaus,Opina.21
quererteatiperu21@gmail.com
El nido que elegimos con mucho cuidado para nuestra primera hija era perfecto para nosotros, salvo por una característica particular que solo con el tiempo comprendí: no tenía departamento psicológico. Yo –psicóloga infantil– había elegido un nido que no contemplaba la psicología. ¡Qué extraño! Con el tiempo entendí que el mundo emocional de los niños sí era primordial en ese centro, pero que no era necesario ir “patologizando” o buscando “lo que está mal” en los niños. Efectivamente, los departamentos psicopedagógicos de la mayoría de centros educativos están al acecho de nuevas víctimas para las múltiples terapias del mercado. Sin embargo, entender a los niños como seres en desarrollo, profundamente sensibles a los cambios y estados emocionales de las personas y situaciones que los rodean, nos hace entender que pueden transitar etapas de retroceso, estancamiento o vertiginoso avance, de acuerdo con los estímulos que reciben y con su etapa de desarrollo neuropsicológico. No todos los niños necesitan terapia. Lo que sí necesitan es un entorno sensible y respetuoso de sus individualidades y de sus necesidades emocionales. Así, esperándolos y apoyándolos, salen adelante.
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