BRASILIA (Reuters).– La presidenta brasileña Dilma Rousseff ordenó la destitución de funcionarios de gobierno presuntamente involucrados en una red de sobornos, incluyendo al número dos de la Fiscalía General de la Unión, en un intento por apagar un nuevo escándalo en ciernes.
La Policía federal registró oficinas del Gobierno en Brasilia y Sao Paulo, y arrestó a seis personas por manejar una red de tráfico de influencias que vendía aprobaciones gubernamentales a empresarios a cambio de sobornos.
Entre los funcionarios bajo investigación figuran la exsecretaria personal del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, Rosemary de Noronha, quien ha dirigido la oficina regional de la Presidencia en Sao Paulo desde el 2005.
El escándalo de sobornos se desató luego del mayor juicio por corrupción política en la historia de Brasil, el mismo que acabó con penas de prisión para algunos de los más cercanos asesores de Lula por haber comprado apoyo en el Congreso para su gobierno tras asumir el mandato, en el año 2003.
El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fue remecido por el escándalo que mancilló el legado de Lula –considerado el político más influyente de Brasil–, pese a que el exmandatario no se vio implicado en el hecho.
SABÍA QUE
- El caso fue destapado por la revista Veja. Hay 18 implicados en la sede regional de la Presidencia en Sao Paulo.
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