Lucía de Althaus,Opina.21
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Hay niños que parece que vienen al mundo para poner a prueba a sus padres. Niños que no duermen bien, ni de recién nacidos ni a los 10 años. Niños que nacieron con su propia lógica, una que no nos es familiar, con ideas propias, pensamientos extravagantes y exigencias particulares. Niños que son hipersensibles, que todo les molesta, desde una etiqueta en la camiseta hasta ensuciarse las manos. Niños inteligentes y con mucho carácter, que ponen a prueba la buena voluntad y paciencia de sus padres.
Si comparamos a estos niños con otros de su misma edad, nos preocupamos. Si les exigimos ser diferentes a como son, se resisten y nos peleamos. Toma tiempo entender que estos niños necesitan una actitud diferente: necesitan padres comprensivos y amorosos, pero también fuertes, firmes y con capacidad de poner límites con claridad. Padres que intentan comprender las complejidades de su niño y que terminan amando su “originalidad”, pero que, si no establecen con claridad lo permitido y lo no permitido, este niño se las ingenia para llegar arriba de sus cabezas y gobernar desde ahí.
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