Fernando Maestre,Opina.21
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Muchas parejas sufren por el modo en que el esposo bebe, el que llega alterado a casa con rasgos de haberse excedido. Por más que ella ha tratado de convencerlo para que deje la bebida, esta puede más. En esos casos es probable que la pareja se disuelva puesto que la violencia, la falta de responsabilidad del bebedor y la incapacidad de reconocer que el alcoholismo es una enfermedad pueden llevarlo a afirmar dos errores: que él puede dejar de beber cuando quiera y que “la cantidad que bebo no es tanta y nunca llego borracho”, lo que indica que su conciencia está perturbada para reconocer su realidad interna. El alcoholismo es una enfermedad y tiene tres características: 1) sin ayuda profesional no se cura; 2) deteriora progresivamente el cuerpo; 3) lleva a la muerte. La destrucción avanza día a día con la persona bebedora, mostrando la muerte de partes psíquicas o físicas. Así, se pierde progresivamente la memoria, la visión se reduce y el matrimonio se rompe. Además, el aparato digestivo se altera y aparece la cirrosis para terminar con hemorragias esofágicas. Por ello, no lo niegues: tú no le ganarás al licor.
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