Lucía de Althaus,Opina.21
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En la búsqueda de una infancia feliz, queremos proteger siempre a nuestros hijos, hasta de los –a veces terroríficos– cuentos de hadas. Pero estos cuentos, adornados con mágicos personajes y finales felices, nos enseñan mucho de la vida.
Yo no quería que mis hijas vieran a la malvada ‘Maléfica’. Pero me encontré con una película fantástica, en donde los personajes son complejos, reales (a pesar de tener alas y cuernos), capaces de amar con todas sus fuerzas y, con esas mismas fuerzas, de odiar. ‘Maléfica’ es violentada por alguien en quien ella confiaba, producto de lo cual surge en ella un profundo sentimiento de odio y rencor, que la lleva a lanzar maleficios a la indefensa ‘Aurora’. Luego de esparcir su odio y volverse abiertamente “mala”, siente culpa y salva con su “amor verdadero” a la hermosa princesa.
¿Será que todos tenemos la misma capacidad de amar como de odiar? ¿Será que es humano sentir odio, rencor, envidia y eso no te convierte en mala persona? ¿Será que a veces es más saludable poder aceptar y expresar nuestra rabia y odio –con respeto, por supuesto– para poder después continuar amando? Son preguntas profundas, que surgen de un cuento de hadas.
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