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Opinión

“Se nos debe devolver los más de 100 millones de dólares que ya se nos ha cobrado haciendo caja para Odebrecht”.

Es una excelente noticia que el gasoducto de Odebrecht regrese al Estado. El proyecto se debe volver a licitar para que el sur por fin tenga gas, pero sin contratos entreguistas, lesivos al interés nacional.

El gasoducto era un elefante blanco que le garantizaba a Odebrecht y a sus socios hasta 912 millones de dólares anuales hubiera o no gas, hubiera o no demanda. Y los ingresos se iban a financiar con aumentos en la tarifa de luz.

El gasoducto ha muerto porque los bancos no han querido seguir dándole plata a Odebrecht por temor a que la comprobación de corrupción les hiciera perder los préstamos. Y es que la probabilidad de que no haya habido corrupción es casi nula, pues hoy sabemos que la coima y el soborno han sido formas sistemáticas de operar de Odebrecht.

La pregunta fundamental es por qué el gasoducto pasó de costar 1,300 millones de dólares en el 2008 a más de 7,300 millones en el 2014. Según el colaborador eficaz TR-01-302FPCECF-2016, Nadine Heredia participó activamente en el aumento de costo, incluso a sabiendas de que no había suficiente gas. Según este mismo colaborador, Heredia coordinaba con Jorge Barata para destrabar el proyecto en Proinversión. Barata, ex representante de Odebrecht en el Perú, se ha convertido en delator eficaz en Brasil. ¿Por qué no hay orden de arresto preventivo para Barata en el Perú? ¿Por qué no se le embarga un sol a Odebrecht?

¿Por qué PPK no liquidó el gasoducto al amparo de la cláusula anticorrupción? ¿Por qué endeudarnos por la friolera de 3 mil millones de dólares para el elefante blanco de Talara si no hay petróleo que refinar?

Gracias al fin del gasoducto ya no le pagaremos a Odebrecht cada vez que prendamos la luz. Se nos debe devolver los más de 100 millones de dólares que ya se nos ha cobrado haciendo caja para Odebrecht. Además, el Estado ejecutará la carta fianza de 350 millones de dólares por incumplimiento de contrato. Antes de reconocerle un centavo a Odebrecht y a sus socios por el avance de las obras, se debe esclarecer si hubo o no corrupción y resarcirse al Estado por daños y perjuicios.

Debe haber una nueva licitación, sin ingresos garantizados, para que el sur tenga gas. No puede repetirse la bribonería de 2014 en que el presidente del Comité de Selección, Edgar Ramírez, había sido consultor de Odebrecht.
Aplaudo a M. Romero, C. del Solar, R. Lago, J.J. Garrido, A. Mariátegui, y P. Butters por oponerse al gasoducto. Es una vergüenza que tantos economistas, abogados y periodistas hayan bailado la danza de Odebrecht. El tiempo separará la paja del trigo.


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