22.NOV Viernes, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Hoy iniciamos una experiencia educativa modestísima en cuanto a números pero en consonancia con lo que nos proponemos lograr.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Si la hiciéramos por todo lo alto, con locales propios, campañas publicitarias, inversión en equipos, etcétera, estaríamos contradiciendo, desde el vamos, lo que aspiramos a poner en evidencia: el costo desmedido, con respecto a los ingresos medios, que tiene la educación en el Perú.

Así como hay medicinas que cuestan miles de soles y que logran salvar las vidas de quienes más tienen, pero cuya sola existencia condena involuntariamente a los que menos tienen, el sistema educativo actual, tal como está planteado, es decir, como negocio, condena a vidas con horizontes de pigmeos a quienes podrían alcanzar la talla de gigantes. Es decir, no mata al individuo pero inhibe, a veces desde la cuna, las inmensas potencialidades que todo ser humano posee, sea cual fuere el grupo social del que proviene.

Si el gran instrumento de transformación que es la educación está dirigido a unos pocos privilegiados, los abismos sociales y económicos nunca se superarán y seguiremos viviendo en un mundo que, además de automutilarse atacando la naturaleza, mutila sus posibilidades de crecimiento negando a sus hijos los elementos para realizarlo. Nuestra modestísima experiencia apunta a reunir a capacitadores altamente calificados en dos rubros: solidaridad humana y su especialización profesional. Empezamos con un Taller, designado Siglo XXI por su nivel de actualización para dar el primer paso. Ya hay educadores y educandos en la línea de partida. Conocemos el desafío y estamos dispuestos a avanzar.


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